El Día de Muertos es una de nuestras celebraciones favoritas y es que cuando llega finales de octubre ya empiezo a ver flores de cempasúchil, velas y calaveritas, siento que todo se vuelve más especial. Así que si estas fechas son tan importantes como para mí, así te dejo algunas ideas de manualidades para celebrar como se debe.
1. Flores de papel que iluminan la casa
El cempasúchil es la flor protagonista de la temporada, pero si no la consigues fresca, hacerla en papel es un plan encantador. Solo necesitas papel de seda naranja o amarillo, tijeras y un poco de hilo. Doblen, recorten, esponjen… ¡y listo! Los niños alucinan cuando ven que de un simple papel aparece una flor enorme y colorida.
2. Papel picado hecho en casa
¿Quién no sonríe al ver papel picado ondeando en un altar? Si lo hacen juntos, se convierte en una actividad mágica. Doblen el papel china, hagan recortes (aunque queden torcidos, se ven geniales) y luego cuélguenlos con un mecate o listón. Te prometo que ellos se sentirán artistas al ver el resultado.
3. Calaveritas de azúcar con mucha personalidad
Decorar calaveritas siempre es una fiesta. Compren unas de azúcar y saquen glasé de colores, chochitos y diamantina comestible. Cada quien le pone su estilo: unas sonríen, otras parecen traviesas. Lo divertido es ver cómo cada calaverita refleja la personalidad de quien la hizo.
4. Portavelas con frascos reciclados
Guarda esos frascos de café o mermelada y conviértelos en portavelas. Los niños pueden pintarlos con caritas de calaveras o pegarles papel de colores. Luego, al poner una vela dentro, se ven preciosos y crean una luz cálida que cambia por completo el ambiente.
5. Coronas para la puerta
Una corona hecha en casa siempre da la bienvenida con alegría. Solo necesitas cartón como base y flores de cempasúchil (pueden ser naturales o de papel). Tus hijos pueden elegir cómo colocarlas o añadir dibujitos. Es un detalle simple, pero tiene mucho simbolismo: abrir la puerta con flores y color para recibir a quienes recordamos.
Al final, lo que más atesoro de estas manualidades no es cómo se ven (aunque quedan preciosas), sino lo que pasa mientras las hacemos: las risas, los dedos manchados de pintura, los papeles regados por toda la sala… y esa sensación de estar compartiendo algo más profundo que una actividad.
El Día de Muertos es tradición, memoria y amor, cuando lo vives con tus hijos, cada papel picado o cada flor se convierte en un pedacito de historia familiar.