Ana Obregón y un embarazo polémico

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Conocí a Ana Obregón en Madrid, España, en un viaje de placer. La contacté desde México para poder entrevistar a uno de los iconos de la socialité ibérica. Antes de nuestro encuentro, busqué su libro Así soy yo (en Casa del Libro, ubicada en la Gran Vía), donde la autora cuenta pasajes de su vida desde 2011; un texto dedicado a sus padres y por supuesto, a su hijo Alejandro Lequio.

Amante de nuestro Caribe, Londres y Nueva York, Ana llegó a la entrevista con un vestido rojo entallado, zapatos del mismo tono, bolsa y saco de animal print. La cita fue en el restaurante Ramsés, ubicado a unos pasos de la Puerta de Alcalá, un lugar maravilloso. Nos saludamos con gran cariño, tomamos lugar en la elegante terraza, pedimos de beber algo y de comer, mientras el equipo estaba listo para comenzar la charla.

De inmediato, me comentó que estaba feliz por el éxito que tenia la versión de su historia en México: Mi corazón es tuyo, con Silvia Navarro como Ana. Y mientras ella vivía el éxito profesional nadie sabía de su sufrimiento, el cual jamás la ha dejado: en 2020, el cáncer de su único hijo acabó con la vida de un hombre joven y guapo, la luz de sus ojos, y por poco Ana pierde la vida, pues la también bióloga, actriz, presentadora y guionista, estaba dispuesta a saltar de un séptimo piso. Pero recibió un llamado.

Antes había ocurrido un pacto entre Alejandro Lecquio y su madre: Ana tendría un descendiente de su propio hijo. Y Ana Sandra, su nieta, es producto de la última voluntad de Aless. Sus seimillas estuvieron congeladas y las sembraron en un vientre subrogado; Ana se encargó de hacerlo realidad en Florida. Quizá podría parecer una telenovela, pero en esta ocasión, la realidad de la actriz superó a la ficción.

“Todos ven lo que pareces, pocos sienten lo que eres”.

Esta frase escrita por la rubia describe su sentir desde que ella se percató de su belleza y estilo. Hoy, la también modelo española de 68 años, se declara madre y abuela, ante la ley y la sociedad. No hay duda, Ana Obregón es completamente feliz con su nieta en brazos, mientras que la mayoría de la sociedad la critica severamente por su decisión.

¡Nos leemos en la próxima, mis queridas mujeres Vanidades!

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