El príncipe Andrés vuelve a estar en el ojo del huracán. Tras años de controversias, el hijo de la reina Isabel II enfrenta un nuevo escándalo: la posible pérdida de Royal Lodge, su emblemática residencia en Windsor. El problema no solo afecta al duque, sino también a las princesas Beatriz y Eugenia, quienes podrían quedarse sin la mansión valuada en más de 30 millones de libras esterlinas que su padre pretendía dejarles como herencia.
Royal Lodge, la joya inmobiliaria del príncipe Andrés
Ubicado dentro de los terrenos del castillo de Windsor, Royal Lodge es una mansión de 30 habitaciones que ha sido testigo de la vida personal y pública del príncipe Andrés. A pesar de su divorcio en 1996, él y Sara Ferguson continúan residiendo en la propiedad, lo que ha generado especulaciones durante años sobre cómo mantiene el uso del lugar.
De acuerdo con informes de “The Times”, el duque firmó un contrato de arrendamiento de 75 años en 2003. El detalle más sorprendente es que el “alquiler” equivale de forma “simbólica” a lo que la renta real de una propiedad así requiere, eximiéndolo de pagar renta siempre que cumpla con los gastos de mantenimiento.
La herencia en peligro
De acuerdo con especialistas en bienes reales citados por “Mirror”, el deseo de Andrés de legar Royal Lodge a sus hijas no podría concretarse. Terry Fisher, experto en arrendamientos reales, explica que “los contratos de este tipo suelen tener restricciones sucesorias que impiden transferir la propiedad sin aprobación del monarca”. Esto significa que Beatriz y Eugenia necesitarían el “visto bueno” del rey Carlos para conservar la propiedad.
Sin embargo, aunque ambas pertenecen a la familia real, no son miembros activos, por lo que es poco probable que se les otorgue este “permiso”. A este hecho se suma la decisión de Carlos de retirarle a su hermano menor privilegios como su asignación económica, que ascendía a un millón de libras al año.
Carlos y William marcan su distancia
Tanto el rey Carlos como el príncipe William buscan proyectar una imagen de la monarquía más moderna, libre de escándalos y centrada en la transparencia. Es por ello que el exduque representaba un “obstáculo” para dicha meta, razón por la cual decidió renunciar a sus títulos nobiliarios el viernes pasado. De acuerdo con fuentes cercanas a la realeza, William ha expresado que no permitirá que su tío mantenga privilegios que no correspondan a sus funciones reales, una vez que llegue al trono.
Según “Mirror”, el contrato de arrendamiento establece que, si la corona decidiera rescindirlo, se debería indemnizar al príncipe Andrés con 558 mil libras aproximadamente.
Para las princesas Beatriz y Eugenia, el escándalo de su padre, el príncipe Andrés, podría traducirse no solo en la pérdida de una herencia millonaria, sino también en parte del legado familiar. Mientras, toda la situación de Royal Lodge refleja la nueva dinámica dentro de la casa real: una monarquía transparente y lejos de más escándalos.