Los herederos de la condesa de Stradbroke han decidido poner finalmente en el mercado un conjunto de joyas que llevaba 75 años sin aparecer públicamente. Este martes, en Ginebra, la casa Christie’s expondrá un lote de siete excepcionales piezas: dos tiaras convertibles, cuatro broches de lujo y un abrecartas de época, que datan del siglo XIX y formaron parte de la colección personal de la aristócrata británica.
Con piedras de gran tamaño como rubíes, diamantes y perlas naturales, y una historia vinculada a la coronación del rey Eduardo VII y la reina Alexandra en 1902, este conjunto representa una combinación de valor artístico, histórico y patrimonial que trasciende lo meramente decorativo.
La historia de la colección y su propietaria
Helena Violet Alice Fraser, quien se convirtió en la tercera condesa de Stradbroke tras casarse con el tercer Earl de Stradbroke en 1898, heredó una colección de joyas de su abuela, Eleanor de Falbe, y la fue sumando a lo largo de su vida. Estas piezas fueron usadas en eventos de alta sociedad, incluyendo la coronación en 1902, donde se le retrató luciendo una tiara de rubí y diamantes que ahora forma parte del lote subastado. Tras su fallecimiento en 1949, la colección permaneció con la familia y fuera del mercado hasta ahora.
¿Qué piezas se subastan y por qué su valor es tan alto?
En lo alto incluye dos tierras convertibles que pueden usarse como gargantilla o dividirse en broches, cuatro broches/péndulos con rubíes de gran quilataje y diamantes, y una abrecartas de época con valor menor pero significativo. Según los expertos, una tiara gargantilla con rubí central de más de 4 kilates tiene un precio aproximado de entre 260.000 y 440.000 euros. Mientras que el broche, con un rubí de 10 kilates en forma de estrella rodeado de diamantes, podría estar alcanzando cifras de casi 1.200.000 euros.
Importancia patrimonial y de mercado de esta subasta
Más allá del brillo, estas joyas representan un fragmento de la aristocracia británica y el gusto victoriano hacia las piedras finas de gran tamaño. Christie’s las clasifica como “algunos de los mejores ejemplos supervivientes de joyería victoriana de la época, con gemas de calidad y tamaño raramente vistos fuera de colecciones reales”, por lo que, más que el mayor monetario que estas piezas puedan tener, su verdadero valor radica en el peso histórico que cargan, aspecto que, por supuesto, aumentará el interés y precio por las joyas.
Las joyas de la condesa de Stradbroke ofrecen hoy tanto belleza como legado: piezas icónicas que fueron testigos de la corte británica de principios del siglo XX y que ahora se abren al mundo a través de una subasta legendaria. Si bien su precio de salida es impactante, su valor histórico, la calidad de las gemas y su estado de conservación hacen que su venta sea un acontecimiento para coleccionistas, museos y amantes de la joyería fina. Se espera que este lote encuentre un mejor destino, ¿o sus nuevos dueños lo mantendrán oculto por otro cuarto de siglo?