En el joyero personal de la princesa Ana, existe una pieza de joyería muy especial para ella, se trata de un broche vintage en forma de caballo con incrustaciones de diamantes que lleva usando por más de cuatro décadas y que tiene un significado muy especial para ella, ¿cuál es la historia detrás de este broche?
Te podría interesar: Esta es la popular royal que podría convertirse en la próxima princesa Ana y heredar su legado
El significado del broche en forma de caballo de la princesa Ana
La última vez que se le vio a la princesa Ana luciendo este broche en forma de caballo, fue en Dublín, cuando se reunió con el presidente irlandés Michael D. Higgins y su esposa Sabina Higgins.
La hija de la reina Isabel II suele usar este broche en la solapa de sus abrigos o en sus vestidos en eventos ecuestres, y que puede representar su gran amor y pasión por los caballos.
De acuerdo con el joyero Maxwell Stone, el broche en forma de caballo de la princesa Ana, es una pieza que la define por dos principales razones.
“En primer lugar, está su pasión por los caballos y su exitosa carrera ecuestre. En segundo lugar, está el simbolismo asociado con la imagen del caballo": declaró Maxwell al medio InStyle.
De acuerdo con el joyero especialista, el caballo también puede definir el fuerte caracter y personalidad de la princesa: “los caballos simbolizan la libertad y el espíritu desenfrenado, está en perfecta consonancia con el carácter de la princesa Ana”.
El broche luce una crin y una cola con incrustaciones de diamantes con un valor estimado de 15 mil libras, un equivalente de 18 mil dólares.
La princesa Ana en los Juegos Olímpicos de 1976
Desde muy pequeña, la princesa Ana sintió una gran pasión por los caballos, una afición que compartió con su madre, la reina Isabel II, y que la llevaron a convertirse en la primera miembro de la realeza en competir en el deporte ecuestre.
Su talento la llevarían a participar en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976, y aunque no ganó medallas, es recordada como la primera royal en participar en esta justa deportiva, que llenó de orgullo a su madre, pero sobre todo, a su padre, el príncipe Felipe.