Beatriz de York, conocida por su papel discreto dentro de la casa real británica, tiene una curiosa historia detrás del origen de su nombre. Aunque hoy en día nos resulta difícil pensar en ella con otro nombre, la realidad es que sus padres habían elegido otro para ella, ¿qué fue lo que pasó?, que la reina Isabel II intervino y sugirió una alternativa que terminó por convertirse en el nombre de su quinta nieta.
La elección original de sus padres
La princesa Beatriz está cumpliendo el día de hoy años, quién iba a imaginar que hace 37 años su abuela estaría tomando una decisión que cambiaría el rumbo de su nombre. De acuerdo con información de The Sun, en aquel lejano 8 de agosto de 1988, los duques de York habían decidido llamar a su primogénita Annabel, un nombre sofisticado y dulce de origen anglofrancés que significa “amable” o “llena de gracia”, y que, de acuerdo con People, es uno de los nombres más populares en Escocia.
Sin embargo, a pesar de que este nombre les parecía sumamente encantador, la reina Isabel II no compartía la misma opinión. Según The Sun, la reina sugirió cambiarlo, pues ante sus oídos, Annabel sonada muy yuppie. Provocando que la recién nacida estuviera once días sin nombre, algo que era impensable en la realeza.
¿Qué significa yuppie?
Esta palabra pertenece a la jerga británica y es la abreviatura de young urban professional, un término que hacía alusión a la generación de jóvenes estadounidenses de la posguerra (aquellos que nacieron entre 1946 y 1964) que tenían una carrera universitaria y empleos bien pagados. Conforme fue pasando el tiempo, esta palabra comenzó a tener una connotación negativa, pues se asociaba a problemas como la gentrificación resultada del final de la guerra.
La propuesta real: Beatriz
Para Isabel, que el nombre de su nieta no fuera digno de una princesa británica era algo impensable. Pronto los padres primerizos sugirieron otro nombre: Verónica, sin embargo, la reina volvió a negarse (mucho después, este terminaría siendo el primer nombre de Eugenia de York). Según The Sun, tras su nueva objeción, Isabel II sugirió el nombre Beatrice, inspirado en la princesa Beatriz, hija menor de la reina Victoria. Este nombre cargado de historia y elegancia, obtuvo la aprobación de los duques y se convirtió en el nombre oficial de la recién nacida, hoy la princesa Beatriz de York.
El nombre de Beatriz proviene del latín Beatrix, que significa “portadora de felicidad”, dándole así un nombre con un mensaje tierno y positivo pero con mucho valor histórico.
Así, lo que empezó como una simple diferencia de opinión terminó por darle un significado especial a Beatriz de York.