La reina Margarita de Dinamarca, quien abdicó en favor de su hijo, el rey Federico X, volvió a demostrar su lado más cercano y lleno de detalles con un obsequio muy especial. Durante una reunión en el castillo de Frederiksborg, entregó a Federico y a la reina Mary dos sillas bordadas a mano por ella misma. Estas piezas, pensadas para su uso en el histórico recinto, están decoradas con flores, monogramas reales y su firma personal. Este regalo no solo se robó la atención de la prensa internacional por su carga emocional y sentimental, sino porque dejó ver la faceta creativa que la reina mantiene viva incluso fuera del trono.
Un regalo artesanal con simbolismo real
Las sillas, cuya revelación provocó asombro en Federico y Mary, fueron develadas en un salón del castillo. Cada asiento tiene un tapizado azul profundo con bordados florales que rodean las iniciales coronadas del rey y la reina: una FX en tono azul para Federico y una M en rojo para Mary.
Margarita, con su sensibilidad artística, incluso firmó las piezas, agregando su propio toque personal.
Una reina artista
Que Margarita bordara personalmente este regalo no es ninguna coincidencia: la reina ha cultivado a lo largo de su vida intereses artísticos en pintura, bordado y diseño escenográfico incluso. En su etapa como reina emérita, dedica más tiempo a expresar su creatividad por medio del arte, y este obsequio refleja esa faceta a la perfección. Las sillas bordadas no solo refuerzan el vínculo familiar, sino también la creación de un mobiliario que no solo funcionará como objeto práctico o decorativo, sino también como un símbolo de legado familiar.
Un regalo significativo para la monarquía danesa
El gesto fue muy bien recibido, interpretado por muchos como un momento de cercanía entre Margarita y sus sucesores. Para otros, este obsequio representa que su legado no solo se limita al trono, sino que también se transmite mediante gestos emocionales, tradiciones familiares y arte hecho a mano. En redes sociales, los fanáticos de la realeza demostraron su admiración por la reina y la delicadeza de su regalo, admirando su cualidad artística así como el gesto.
En una época en la que las monarquías buscan humanizar su imagen, este tipo de acciones contribuye a acercar a las figuras reales, como la reina Margarita de Dinamarca, al público, mostrando que detrás de los protocolos hay figuras humanas como cualquiera de nosotras.