Letizia Ortiz ha vuelto a captar todas las miradas, pero esta vez no por un estilismo llamativo ni por un discurso institucional. La reina consorte de España sorprendió al hacer una confesión muy personal en su más reciente aparición pública y que deja ver cómo es su rutina diaria
Fue en la celebración del centenario de la Cuesta de Moyano en Madrid, en donde la esposa de Felipe VI reveló cómo arrancan sus mañanas y qué papel sigue teniendo la radio en su día a día.
Así inician las mañanas de Letizia Ortiz
Con la naturalidad que la caracteriza, la reina se mostró cercana y relajada mientras conversaba con libreros y representantes de la Asociación ciudadana Soy de la Cuesta. Sin embargo, en una charla informal con periodistas de la cadena Ser, Letizia hizo una confesión que no pasó desapercibida: no se despierta con despertador ni con alarmas.
“En mi caso no me despierto ni con alarmas ni con pitidos. Yo abro los ojos con las voces de personas muy amables que me cuentan cómo va la vida”, afirmó refiriéndose a la radio y a sus locutores. “No podemos vivir sin ella” dijo mientras felicitaba a los profesionales de Radio Madrid por los próximos 100 años de dicha emisora.
También, en medio de su reflexión, la madre de la princesa Leonor habló sobre la fortaleza y vigencia de la radio en pleno siglo XXI, frente al auge de la inteligencia artificial y las redes sociales.
“Pensaba que, con todos estos avances, este tipo de eventos y celebraciones se iban a olvidar... y estar hoy aquí celebrando el libro y también la radio es una fantasía”, dijo. Y remató con gran sentido del humor: “Si alguien me llama viejuna, pues a lo mejor con razón, pero yo siempre con la radio y con el libro”.
Más allá de su conexión emocional con los medios tradicionales, Letizia también dejó entrever cómo es su comienzo de día ideal. Aunque no señaló qué emisora escucha, dejó claro que empieza cada jornada con información, calidez y una rutina de bienestar.
Este acercamiento de la reina Letizia al público lector y radioescucha no solo refuerza su perfil cultural, sino que nos recuerda que, más allá de las obligaciones institucionales, hay una mujer real detrás de la corona. Una que se emociona con las palabras, que encuentra magia en los libros y que aún despierta —como muchos de nosotros— con las voces familiares de la radio contándole cómo va el mundo.