Como soberana del Reino Unido, Isabel II llevó a cabo alrededor de 285 visitas de Estado al extranjero, muchas de ellas a continentes lejanos, y entre banquetes reales y compromisos diplomáticos, la monarca fue desarrollando ciertos hábitos y tradiciones que la acompañaban en cada uno de sus vuelos.
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Los hábitos y tradiciones de Isabel II cuando viajaba en avión
Elizabeth Evans, una de las azafatas de mayor confianza de la British Airways, aerolínea que usaba la reina para viajar, reveló en sus diarios los hábitos más raros de la monarca durante sus viajes.
La sobrina de Elizabeth encontró estos escritos de cuando la reina realizó su gira por Singapur y Malasia en 1989, y decidió compartir las notas de su tía con el medio Mail Online.
Algunas de sus notas decían que la reina tenía un conjunto de estrictas reglas que se repartían a la tripulación, una de ellas establecía que la reina viajaba con sus propias almohadas, y que una vez que la monarca se dormía, nadie debía de molestarla ni despertarla, aunque el avión hubiera aterrizado.
Se dice que la reina viajaba a menudo con algunos políticos importantes, y también tenía sus reglas para recibirlos: “A Su Majestad le suele gustar un martini antes de que lleguen sus invitados”.
El personal de la reina informaba el nombre de los invitados, a qué hora se debían servir los cócteles y qué cocineros estarían a bordo.
Las cenas reales en el avión
También hay evidencia de que la reina disfrutaba de los caramelos de menta Velamints y los pedía servidos en un cuenco para el despegue y en su camerino durante el vuelo, y era fundamental que ningún tripulante pasara por la Cabina Real sin permiso previo.
Para la cena debía seguirse el mismo protocolo que en tierra: su Majestad sería servida en primer lugar, seguida de las mujeres invitadas y el resto de comensales “por orden de importancia”.
A pesar de recorrer los pasillos en este vuelo tan ilustre, Elizabeth Evans declaró que el logro del que se sentía más orgullosa era haber servido a bordo del Concord en las décadas de 1980 y 1990, cuando la reina se trasladó de la India a Londres para su Jubileo de Plata.