Poco a poco se siguen conociendo detalles que reconfiguran lo que pudo haber sido una historia completamente distinta para el príncipe Harry de haber seguido dentro de la monarquía británica.
Según revelaciones recientes del experto en realeza Phil Dampier, la reina Isabel II tenía planes ambiciosos para su nieto Harry: convertirlo en uno de sus principales embajadores dentro de la Commonwealth. Pero todo eso se desmoronó cuando él y su esposa, Meghan Markle, decidieron apartarse de la institución monárquica.
¿Qué planes tenía Isabel II para el príncipe Harry y Meghan Markle?
En declaraciones al programa Royal Exclusive de The Sun, Dampier aseguró que la reina “los veía como figuras clave” para continuar su legado. “Pensaba que serían fantásticos como sus embajadores a lo largo de la Commonwealth”, explicó. La idea era clara: Harry y Meghan viajarían representando a la Corona, fortaleciendo lazos con los países miembros de la Mancomunidad, algo que para Isabel II no solo era estratégico, sino profundamente simbólico.
Sin embargo, la salida de los duques de Sussex de sus funciones reales a inicios de 2020 habría dejado una profunda huella en el ánimo de la soberana. Según el especialista, la reina, pese a ser conocida por su fortaleza y pragmatismo, vivió ese episodio como una verdadera desilusión personal. “Ella era muy dura, muy práctica. Pero en el fondo era una abuela que quería mucho a Harry”, dijo Dampier.
Además, está tristeza de Isabel se vio agravada por el contexto en el que ocurrió todo: la muerte del príncipe Felipe, los escándalos en torno al príncipe Andrés y, finalmente, la decisión de Harry y Meghan de establecerse fuera del Reino Unido, exponiendo además sus diferencias familiares en entrevistas públicas.
Isabel II se habría sentido miserable en sus últimos años de vida a causa del príncipe Harry
Dampier aseguró que estos eventos convirtieron los últimos años de la monarca en una etapa difícil: “Debe haber sido absolutamente desgarrador para ella. Trabajó toda su vida para que la monarquía tuviera continuidad. Y su legado era lo más importante para ella”. Agregó que lo sucedido con Harry, Meghan y el príncipe Andrés fue probablemente “lo que la gente no les perdonará: hacer que sus últimos años fueran un poco miserables”.
La confianza que Isabel II tenía en Harry no solo respondía al amor familiar. Ella veía en él una figura carismática, capaz de conectar con otras culturas, cercana, accesible. Al lado de Meghan, representaban para ella un puente entre lo tradicional y lo moderno, entre la realeza y una nueva generación de ciudadanos globales.
Hoy, lejos del palacio y con una relación fría con su padre y su hermano, el duque de Sussex vive en Estados Unidos, construyendo un futuro diferente junto a Meghan. Pero según estas nuevas revelaciones, quedó truncado un papel que lo habría llevado a recorrer el mundo con una responsabilidad directa otorgada por su abuela, la mujer que más creyó en él dentro de la Familia Real.
Una historia distinta pudo haber sido escrita. Pero no lo fue. Y ese vacío, según los expertos, todavía pesa en la memoria de quienes conocieron de cerca los planes que Isabel II tenía para su nieto más querido.
