Descubre Portugal: 3 razones para enamorarte del país de la nostalgia

Déjate conquistar por la historia, las playas, la cocina y la música de Portugal, desde su encantadora atmósfera hasta sus vibras nostálgicas.

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La belleza de Portugal conjuga playas paradisíacas y ciudades cosmopolitas.

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Tengo infinidad de amigos latinoamericanos y europeos que han ido de vacaciones a Portugal y han regresado enamorados del bello país y de Lisboa, la ciudad azul. Asombrosa, con un aire entre provinciano y sofisticado, la capital de este país, conquistada por los moros en 1147, en más de 20 siglos de historia ha logrado acumular 92 palacios, 102 iglesias y una larga lista de preciosos lugares que siempre sorprenden a los viajeros.

Cuando conocí a esta nación peninsular por primera vez, me llamó la atención que aun situada justo al lado de España ¡ambos países fueran tan distintos y “caminaran” a velocidades tan diferentes! Recuerdo que viajé en auto desde Madrid y bastó cruzar la frontera, vía Extremadura, para encontrarme con un territorio calmado y sencillo, y en Lisboa, una ciudad cubierta de azulejos construida en las colinas, con preciosas calles de mil recovecos y curvas que, ahora, siguen intactas. Y cada vez que regreso, disfruto de esos detalles y de su encanto de siglos atrás.

1) Ciudades con nostalgia

Esa irresistible fascinación por Lisboa y Portugal nace al descubrir sus sutilezas. Al observar sus fachadas art nouveau y sus divinos azulejos. Nuevas construcciones son bienvenidas, sí, pero nada compite con sus monumentos barrocos. Por ello, cuando llegues aquí, te recomiendo que tomes enseguida un tour hop-on en autobús para conocer las plazas de Rossio y de los Restauradores, entre otras, y bellos parques como el Eduardo VII. Además de abordar sus originales y viejos elevadores, ideales para subir y bajar las colinas sin cansarte, que te conducirán al Bairro Alto (el corazón de la vida nocturna, con tiendas, tabernas y casas de fado en donde puedes comer delicioso mientras escuchas música nostálgica), como el de Santa Justa y el de Bica. Después visita el monumento a los descubrimientos y la torre de Belém en el río Tajo.

Y si haces una parada en el monasterio de los Jerónimos, tendrás la oportunidad de apreciar el fabuloso Museo Berardo de Arte Moderno y Contemporáneo. ¡Merienda sus icónicos pastéis de Belém! Luego toma el tranvía 28, la ruta más turística, para ir hacia la Alfama y el castillo de San Jorge. El famoso transporte sube por empinadas cuestas y, a veces, el conductor se baja para verificar si puede maniobrar, o no, entre los autos estacionados en la calle y es que por momentos parece que va a estrellarse. ¡Una montaña rusa a través de la historia! ¿Quieres conocer más? Aborda un ferry al otro lado del río, con una bella vista de la capital y del Santuario Nacional de Cristo Rey, como un ‘pequeño Cristo de Corcovado’.

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Por los azulejos con los que está recubierta Lisboa, se le llama la ciudad azul.

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2) Playas sofisticadas

En el barrio del Chiado, encontrarás la parte refinada y cool de Lisboa, con tiendas de luxe y el café A Brasileira ¡fundado hace más de cien años! Y de camino hacia la Rua Augusta y la plaza del Comercio, en el centro, hallarás malls, galerías y boutiques.

Pero si tienes tiempo y buscas días de sol (¡o de golf!), reserva un par de fechas en sus espectaculares playas en el sur o en la zona del Algarve (Praia dos Três Irmãos, Praia do Camilo, Praia de São Rafael, Praia do Carvalho, Monte Gordo, Praia de Tavira, entre otras), donde muchos famosos han comprado casas en los últimos años y existen hoteles excelentes para descansar y reponer energías.

¿Conoces la cocina portuguesa?

La cocina portuguesa, a base de caldos, mariscos y bacalao, es deliciosa.

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3) Lisboa y otras joyas

A una hora de Lisboa, se localiza Obidos, un mágico y antiguo pueblo medieval, con un castillo histórico y ruinas de un acueducto romano que te va a gustar mucho. En sus tiendas puedes comprar esos preciosos azulejos portugueses y colchas de matelassé.

También vale la pena que conozcas Sintra (a una hora en auto), declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, donde los antiguos reyes se recreaban en sus imponentes palacios entre bosques, despeñaderos y manantiales, es un destino imperdible. Y no dejes de ir al santuario de Fátima, a hora y media por la supercarretera o en un paseo organizado.

¿Dónde hospedarte?

¿Mi hospedaje favorito? En Lisboa, el Bairro Alto, céntrico y de cinco estrellas, en una casona portuguesa situada entre el trendy Bairro Alto (en las noches lleno de gente joven) y el comienzo del Chiado. Otros hoteles: Brown’s Central Hotel; Pestana Palace Lisboa, una mansión del siglo XIX del marqués de Valle Flôr; el renovado InterContinental Lisbon; el Four Seasons; el Palácio Belmonte en la medieval Alfama. Olissippo Lapa Palace, de la cadena Belmond, de lujo y bellos jardines; y el boutique Farol Hotel en Cascais, junto al mar y de cocina gourmet.

¿Dónde comer?

Pap’Açorda, del actor John Malkovich, también dueño del Bica do Sapato, está ubicado en los muelles y ofrece tres comedores distintos. También puedes cenar en la zona de Docas, junto al mar, bajo el gran puente 25 de Abril, con varios restaurantes al aire libre: 5 Oceanos y Doca Peixe. Otra opción es Amarra Ó Tejo, en el río, del otro lado de la ciudad.

Una joya Europea con un encanto especial, así es Portugal. Nuestra recomendación es que, si planeas ir en auto de Madrid a Lisboa hazlo vía Extremadura, así podrás detenerte un par de horas en Mérida, para ver sus ruinas romanas. Al rentar un auto no sólo podrás conocer mucho más de Portugal, sino continuar hasta Galicia, España.

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