¿Te frustra ver cómo tu manicura recién hecha se estropea en pocos días? El secreto para una apariencia impecable y una duración prolongada podría estar en un paso a menudo olvidado: el cuidado adecuado de tus cutículas. Lejos de ser un simple detalle estético, la cutícula juega un papel crucial en la salud de tus uñas y la longevidad de tu manicura.
Por eso, el “truco infalible” para cuidar tus cutículas y asegurar una manicura duradera está en la hidratación y el manejo suave. En lugar de cortar toda la cutícula, los expertos recomiendan empujarla suavemente hacia atrás después de ablandarla.
¿Por qué es importante cuidar las cutículas?
Desde una perspectiva dermatológica, la cutícula es una capa delgada de piel no viva que sella el espacio entre la uña y el lecho ungueal. Su función principal es actuar como una barrera protectora contra bacterias, hongos y otras infecciones. Según la Academia Americana de Dermatología, manipular o cortar la cutícula de forma agresiva puede dañar esta barrera natural y aumentar el riesgo de infecciones e inflamación.
Un estudio publicado en el Journal of Cosmetic Dermatology destaca la importancia de mantener la hidratación de la cutícula para prevenir la sequedad y el agrietamiento. Las cutículas secas tienden a levantarse, lo que no solo afecta la apariencia de la manicura, sino que también crea pequeñas fisuras por donde pueden entrar los gérmenes.
¿Cómo cuidar las cutículas?
El aceite para cutículas, rico en ingredientes emolientes como el aceite de jojoba, almendras o vitamina E, es un aliado fundamental. Puedes aplicar aceite de cutículas diariamente, idealmente antes de dormir, para nutrir la piel y mantenerla flexible. Unas cutículas bien hidratadas son más resistentes y menos propensas a romperse, lo que a su vez ayuda a que el esmalte se adhiera mejor a la uña.