Como ex componente de One Direction y, en consecuencia, uno de los jóvenes más famosos y ricos del mundo, en un principio podría parecer que la vida de Liam Payne es de color de rosa: a sus 25 años tiene una de las mayores fortunas del Reino Unido, un adorable hijo con su ex Chery Tweedy, y una prometedora carrera por delante.
Sin embargo, el cantante se sinceró ahora acerca de los graves problemas de ansiedad y agorafobia que desarrolló de manera paralela mientras el éxito de la ya extinta formación juvenil llegaba a su cima.
“Lo más difícil es mientras te estás preparando para salir, sabiendo que lo más probable es que alguien te acabe sacando una foto. Llegué a desarrollar un poco de agorafobia. Casi nunca salía de casa y sigo padeciéndola un poco, en el sentido de que hay ocasiones en las que no puedo ni pensar en poner un pie en la calle durante días enteros. Aunque sea para ir a la tienda”, confesó en declaraciones a Esquire Middle East.
En sus peores momentos, incluso la perspectiva de afrontar situaciones cotidianas como entrar a una cafetería a pedir un café conseguía que rompiera a sudar y comenzara a dudar de cada una de sus palabras y acciones.
“Solía tener un problema tremendo con las gasolineras, no podía ir y pagar en la caja como todos los demás. Sigo pudiendo sentirlo al día de hoy; eran unos ataques de ansiedad brutales que me paralizaban, y me quedaba en el coche sudando a mares y pensando que no quería estar allí. Desgraciadamente creo que es algo que le sucede a todo el mundo en esta industria, y tienes que tratar de superarlo lo antes posible”.
Sus declaraciones recuerdan mucho al relato que ofreció en su momento su antiguo compañero de banda Zayn Malik, cuando canceló varias actuaciones en 2016 al sentirse incapaz de subir a un escenario y presentarse ante sus fans.