Amigas y salvavidas

Ya lo confirmó la ciencia: la amistad es vital para las mujeres. Y aquí tienes los cinco pasos para hacerla más genuina y profunda

La amistad multiplica las alegrías y divide las tristezas”, dijo el filósofo inglés sir Francis Bacon. Y es cierto que es maravilloso contar con una buena amiga con quien compartir las tristezas y disfrutar de los buenos momentos. Pero eso no es todo. La ciencia ha confirmado lo que la experiencia ya nos ha demostrado: que la amistad no solo es indispensable para la mujer, sino que, además, es buena para su salud de mente, cuerpo y espíritu.

Para citar solamente dos ejemplos: un estudio llevado a cabo por la Escuela de Medicina de Harvard, Estados Unidos, halló que mientras más amigas tiene una mujer, más bajo es su riesgo de desarrollar impedimentos físicos a medida que envejece. Tener amigas incluso aumenta en forma significativa la posibilidad de sobrevivir el cáncer de seno. De hecho, los investigadores llegaron a la conclusión de que no tener amigas o confidentes es tan nocivo para la salud como fumar o tener sobrepeso.

¿Por qué la amistad es tan importante para las mujeres? Una investigación llevada a cabo por la Universidad de California en Los Angeles (UCLA, por su sigla en inglés) reveló algo sorprendente, que no deja dudas de que la amistad es una necesidad biológicamente predeterminada en la mujer. El hombre reacciona ante el estrés con el reflejo de huir o pelear, mientras que las mujeres responden al mismo estímulo con una cascada de químicos del cerebro que las lleva a buscar y a forjar amistades con otras mujeres. Esto tiene un saludable efecto calmante que promueve la salud general. Los investigadores estiman que es por eso que la mujer suele tener un promedio de vida más alto que el del hombre.

UNA CRISIS AFECTIVA

Sin embargo, no todas las noticias son buenas. Quizás debido a las obligaciones y el corre-corre diario, muchas mujeres están descuidando este aspecto fundamental de sus vidas. Un estudio realizado el año pasado en Estados Unidos halló que un 75 por ciento de los estadounidenses no está satisfecho con la calidad de sus relaciones amistosas. ¿A qué se debe este peligroso declive? Dawna Hetzler, la autora de Walls of a Warrior: Conquering the Fears of Our Hearts (Las paredes de una guerrera: venciendo el miedo en nuestros corazones), ofrece una explicación: “Todos construimos paredes para protegernos del dolor, el miedo, el rechazo, la desaprobación y otras emociones dolorosas. Algunas son saludables. Pero las paredes invisibles de las que muchas veces no estamos conscientes evitan que forjemos las relaciones honestas y genuinas que pueden beneficiarnos de muchas maneras”.

Aqui, Jennifer López y Leah Remini se confiesan casi hermanas, lo mismo que Cameron Díaz y Drew Barrymore. Por su parte, las australianas Nicole Kidman y Naomi Watts son grandes amigas. Fotos: EFE, Getty Images y AP

DERRUMBANDO PAREDES Y CONSTRUYENDO PUENTES

Por suerte, existen cinco pasos para rescatar la capacidad femenina de entablar amistades genuinas y profundas que, como nos confirma la ciencia, son auténticos salvavidas.

1. Identifica los muros que te impiden forjar una amistad más profunda. Quizás alzas muros para ocultar tus flaquezas, pues le temes a la crítica o porque crees que si te muestras vulnerable con otra persona, ella se aprovechará de ti. ¿Sufriste algo así en el pasado? Ese miedo por lo que ocurrió tiempo atrás te impide profundizar y entablar una genuina intimidad emocional ahora, con una persona diferente. Es cierto que detrás de tus murallas no sientes dolor, pero ¡cuánto te pierdes de disfrutar y de compartir!

2. Si la pared es tóxica, da los pasos necesarios para derribarla. Una vez que reconoces por qué no te atreves a llevar la amistad a un plano más íntimo y personal, podrás trabajar para ir desmantelando ese muro, ladrillo por ladrillo. ¿Es posible eliminar totalmente el riesgo de equivocarte o de sufrir una decepción? Por supuesto que no. Pero todo lo que merece la pena, conlleva un riesgo. Observa el comportamiento de esa persona. ¿Es genuina, leal, honesta? ¿O tiene actitudes que te hacen ver “banderas rojas” de peligro? Avanza paso a paso. Recuerda que la amistad crece poco a poco, con la comunicación genuina. “Tienes que conocer y tener confianza en esa persona antes de permitirle entrar en tu corazón”, explica Hetzler.

3. Convierte la amistad en una prioridad. Las obligaciones diarias hacen que muchas personas coloquen sus relaciones amistosas en el último lugar en su lista de prioridades. Esto es un error, porque la amistad, como las plantas, debe ser cultivada; si no lo haces, hasta la más fuerte muere por falta de atención. Una vez que determines que tener buenas amistades es una parte importante de tu vida, podrás dar el siguiente paso.

4. Mantén una comunicación abierta y honesta. Esto no solo quiere decir que abras tu corazón, sino que admitas cuando algo que tu amiga ha dicho o hecho te ha dolido. La honestidad es el precio de la amistad. Cuando los sentimientos no se ventilan de una manera saludable (sin ofender ni acusar, sino expresando cómo te sientes), se van acumulando hasta “tupir” las vías de comunicación. Entonces lo que un día fue una amistad se vuelve una relación tóxica. Por supuesto, tú debes ser recíproca y escuchar a tu amiga con la misma actitud madura y ecuánime que esperas de ella. ¿Otro requisito indispensable de la amistad? Aprende qué es importante y qué debes dejar pasar. Por citar un ejemplo: la deshonestidad de tu amiga es un gran NO; su impuntualidad no tiene que ser una tragedia.

5. Extiende y acepta invitaciones. ¡Y no solamente para ser amigas en los sitios sociales! La amistad requiere compartir no solo pensamientos, sino también tiempo y experiencias en tiempo real. Recuerda que comunicarse a través de una pantalla no es lo mismo que conversar mirando a la otra persona a los ojos, calibrando sus reacciones y sintiendo sus emociones. ¡Una cálida mano sobre tu hombro es más reconfortante que mil likes en Facebook! Por lo mismo, de la misma manera que sacas un tiempo para ir al gimnasio o a hacer las compras, separa un espacio para compartir con esa buena amiga en persona. ¿De veras no te sobra el tiempo? Planeen ir juntas al gimnasio, a hacer las compras o a recoger a los niños a la escuela. El contacto es el “pegamento” que solidifica la relación y les permite crear una historia juntas.

Desmantela los muros que impiden el acercamiento emocional. Haz un espacio en tu vida para cultivar la relación. Comparte con tus amigas un tiempo real, no virtual. Comunícate de una manera honesta y genuina. Esto es todo lo que requiere una amistad sana, profunda... y maravillosamente “salvavidas”.

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