Meditación: el “antídoto” contra el frenesí en tiempos confinados

Meditación: el "antídoto"contra el frenesí en tiempos confinados

La meditación es un “antídoto contra el frenesí del mundo moderno”, en especial en estos tiempos confinados por la pandemia del COVID-19

“No hay nada que hacer, solo ser”. En pleno confinamiento, esta frase tuvo efecto de bálsamo en Julie Arrue durante su clase en línea de meditación, práctica en la que se volcaron miles de personas para sobrellevar la crisis actual. “Las posibilidades de ocio al exterior quedaron muy limitadas. Es normal que aumente por ejemplo el yoga y el fitness” en línea, pero además la meditación “se adapta bien a la situación actual puesto que ayuda a convivir con el estrés que esta genera”, afirma Julien Delon, cofundador de Mind, cuyas descargas diarias pasaron de 500 a 1,500.

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La pandemia, el confinamiento y la crisis económica que se avecina “generan emociones múltiples: estrés, ansiedad, miedo, ira e, incluso, tensión con los demás miembros de un hogar. La gente busca no dejarse superar por todo esto”, explica Blasco.

Conectados desde 100 países

Estas aplicaciones proponen en particular el mindfulness, o la atención plena, una práctica de meditación laica ideada en los años 1980 por el estadounidense Jon Kabat-Zinn, doctor en biología molecular del Massachusetts Institute of Technology. Su programa, Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR), ha sido objeto de varios estudios científicos que apuntan a sus beneficios para afrontar el estrés, aunque no solamente.

Meditación: el "antídoto"contra el frenesí en tiempos confinados

La Escuela de Medicina de Harvard concluyó en 2011, por ejemplo, que este tipo de meditación puede generar una mayor concentración de materia gris en zonas cerebrales relacionadas con la regulación emocional, los procesos de aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones.

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El propio Kabat-Zinn imparte sesiones de meditación en directo desde que Estados Unidos procedió al confinamiento en el sitio web Wisdom 2.0. Miles de usuarios -habituales y debutantes-, le siguen a diario, conectados desde sus casas en un centenar de países. “En los últimos años, el ‘mindfulness’ se ha desplegado entre el gran público, pero también en hospitales, escuelas e incluso en la esfera política”, explica Dominique Retoux, profesor de esta práctica en París, aludiendo al diputado francés Gaël Le Bohec, que propone a sus colegas el programa MBSR, especialmente en estos tiempos difíciles de pandemia.

Meditación: el “antídoto"contra el frenesí en tiempos confinados

Meditar es un “antídoto contra el frenesí del mundo moderno” y ahora que “la naturaleza nos ha obligado a parar” encuentra un eco mayor, afirma Retoux. “Nos damos cuenta en las sesiones: mucha gente se halla en una situación difícil, pero a la vez vive un momento de renovación, de reflexión sobre la vida que llevaba hasta ahora”, explica. [emb

9U[/embed] Arrue, una productora de cine, descubrió el mindfulness con las sesiones en línea que proponen Retoux y su compañera Inken Dechow desde que el confinamiento obligó a cerrar su sala en París. “Es una cita para salir de la agitación mental y emocional”, afirma Arrue. “Como la imagen de una botella de agua turbia con arena, cuyos granos se van depositando en el fondo hasta dejar un agua límpida”, ilustra.

El frente sanitario

“Yo asimilaba la meditación a los monjes budistas, pero descubrí que era algo que puede formar parte de nuestro día a día, que es accesible”, afirma otra practicante, Louisa Renon, confinada con sus dos hijos adolescentes a las afueras de París y para quien esta práctica se convirtió en una “necesidad”. Las apps Petit Bambou y Mind ofrecen por su parte sesiones gratuitas al personal sanitario, en primera línea en la batalla contra el coronavirus.

Meditación: el "antídoto"contra el frenesí en tiempos confinados

“Hemos distribuido entre 2,500 y 3,000 códigos a unos 30 hospitales que nos contactaron, incluidos de Bélgica y Luxemburgo”, explica el cofundador de Petit Bambou. “Esto demuestra cómo se sienten estos profesionales, confrontados además la desesperación, el miedo, la ira de los demás”, agregó. Por su parte, Mind contabiliza unos 2,000 sanitarios suscritos: “Tienen menos tiempo, pero seguramente más necesidad. Meditan en el transporte de camino al trabajo o antes de acostarse”, explica Delon.

“No es un milagro”

¿Estos nuevos practicantes seguirán después del confinamiento? “Como ahora se habla mucho de la meditación, parece que esté de moda, pero es una moda que lleva 40 años (en Occidente) y 2,500 en algunas culturas”, sostiene Retoux.

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Pero a “veces los medios lo simplifican: ‘haga esto y se sentirá mejor’. No hay que esperar un milagro, la meditación no es como la agricultura intensiva, sino como la paisana: hay que trabajar su tierra todos los días”.

Por: AFP
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