Hay días en los que sentimos que todo va demasiado rápido: mil pendientes, el teléfono que no para y la cabeza llena de cosas. En esos momentos, me encanta recurrir a los mudras, estos gestos con las manos que nos ayudan a mover la energía del cuerpo y la mente, sin que nadie se entere.
Si te estás preguntando ¿cuáles son los 5 mudras poderosos?, aquí te los voy a contar, pero no en plan complicado, sino de forma que puedas usarlos desde hoy, aunque nunca hayas hecho yoga.
1. Gyan Mudra – Tu mente en calma
Une la punta del dedo índice con la del pulgar y deja los demás dedos relajados.
Para qué sirve: te da claridad mental y te ayuda a concentrarte.
Cómo lo uso yo: mientras trabajo en la compu o cuando necesito bajar el ruido mental. Lo hago unos minutos, respiro hondo… y mi cabeza se ordena sola.
2. Prana Mudra – Energía instantánea
Junta las puntas del dedo meñique y anular con el pulgar, y deja los otros dos dedos estirados.
Para qué sirve: es como un shot de energía para cuando estás agotada.
Mi truco: lo hago por las mañanas con mi café o en la tarde cuando me pega el bajón.
3. Apana Mudra – Adiós a la pesadez
Une la punta del dedo medio y anular con el pulgar. Los otros dos, relajados.
Para qué sirve: ayuda a que tu cuerpo libere lo que no necesita y mejora la digestión.
Cuándo me salva: después de una comida pesada o cuando siento el estómago raro.
4. Shunya Mudra – Equilibrio y alivio
Dobla el dedo medio hasta tocar el pulgar y presiona suavemente con el pulgar hacia abajo.
Para qué sirve: calma mareos, vértigo o molestias en los oídos.
Cuándo lo uso: en viajes largos o si me da esa sensación incómoda de “oído tapado”.
5. Dhyana Mudra – Paz total
Coloca la mano derecha sobre la izquierda, palmas hacia arriba, y une las puntas de los pulgares formando un óvalo.
Para qué sirve: relaja profundamente y ayuda a meditar.
Mi momento favorito: antes de dormir, con música suave de fondo.
Lo mejor de los mueras es que no necesitas incienso, velas ni una hora libre para ponerlos en práctica porque son gestos que te toman solo algunos segundos y lo más lindo es que, aunque parezcan pequeños, con práctica constante empiezan a cambiar cómo te sientes.