Hace tan solo unos días Luxemburgo vivió uno de sus episodios más importantes en su historia. Con la abdicación de Enrique y la programación de Guillermo como nuevo gran duque, los rumores sobre el legado económico de la casa ducal han tomado protagonismo. Y es que el cuantioso patrimonio de Enrique, que lo ha posicionado como uno de los miembros de la realeza más ricos de Europa, ha generado dudas sobre el origen de una fortuna que, además de tierras y joyas, está rozando los 4.000 millones de euros.
Una fortuna de 4.000 millones
Esta cifra, aunque no surgió de documentos oficiales, sino de estimaciones de bienes personales, propiedades históricas y patrimonio estatal, sin embargo, a diferencia de otras casas reales, los grandes duques de Luxemburgo no dependen de un erario nacional. Su riqueza proviene, en gran medida, de inversiones privadas, propiedades privadas o posesión de joyas. Esta independencia financiera ha sido motivo de admiración, siendo los fondos que se les destinan año con año únicamente para cubrir gastos del personal, para compromisos oficiales o viajes de visitas de Estado.
El escándalo familiar
Sin embargo, a pesar de que esta fortuna no proviene directamente de la designación anual estatal, sí ha generado polémica por algunos motivos de su origen. Una de las controversias más recordadas surgió cuando, en un intento de obtener una ganancia cuantiosa, intentó vender una colección de joyas que pertenecieron a su madre, la duquesa Josefina Carlota. Las piezas, con gran valor histórico y emocional, iban a ser subastadas, lo que provocó la indignación del país, reabriendo el debate sobre la gestión de los bienes familiares, especialmente porque muchas de estas formaban parte del patrimonio cultural de Luxemburgo. Finalmente, tras la presión mediática, Enrique retiraría del mercado las joyas, dibujando una marca sobre la reputación del entonces soberano.
Lujo, discreción y el futuro de la corona
A pesar de que muchos titulares internacionales catalogaron a Enrique como uno de los royals más ricos, la realidad es que a nivel mundial hay casas reales que superan por mucho el patrimonio del Gran Ducado; ejemplo de ello, el rey Vajiralongkorn de Tailandia, quien supera diez veces más la fortuna de Enrique y María Teresa. Ella, por su parte, ha señalado en varias ocasiones su estilo de vida y la gestión de los fondos de la corte, algo que el propio Guillermo deberá afrontar con transparencia en su nueva etapa.
El reinado de Guillermo de Luxemburgo inicia con una pesada herencia, no solo económica, sino también simbólica. Mientras la familia real mantiene su cuantiosa fortuna, los nuevos grandes duques de Luxemburgo tendrán la misión de ser más claros respecto a las riquezas de la monarquía.