La torre de Londres: Un lugar lleno de historia ¡y de joyas!

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En mis muchos viajes a la capital inglesa he ido descubriendo cosas curiosísimas y, durante mi última visita a la legendaria Torre, me fascinó todo lo nuevo que aprendí; ¡se los comparto!

Visita obligada

No tenía idea de que la Torre de Londres, visita obligada de millones de turistas y uno de los lugares emblemáticos de Reino Unido, donde se guardan las famosas joyas de la Corona, siglos atrás tenía un zoológico.

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Ahora se han encontrado huesos de animales, muchos de origen medieval, incluyendo leones que eran diferentes a los de hoy; ¡más fieros y con dientes enormes! Bestias que inspiraron la creación de los icónicos hechos de bronce de la Plaza Trafalgar. En un momento cumbre, la Torre llegó a tener 680 diferentes animales que también servían como guardianes de la prisión que allí existió. Esto fue algo nuevo que aprendí en mi última visita –inspirada por mi deseo de ver de nuevo las joyas reales y la colección de diamantes de Isabel II– y magnificó la experiencia. La Torre la edificó en el siglo X William el Conquistador, y después fue agrandada con edificios y prisiones. Resulta fascinante que en la actualidad sea posible visitar las siniestras celdas en las que torturaban a los presos (que llamaban ‘traidores al rey’), que llegaban a la Torre por Traitor’s Gate, una espeluznante entrada en barco por el río Támesis. Así le ocurrió a la reina Ana Bolena, poco antes de ser decapitada por orden de su marido Enrique VIII (¿qué habrá sentido al verse llegar allí como prisionera?, me pregunté viendo aquello), igual que a muchos famosos nobles y políticos de distintas épocas.

Gran popularidad

Hace siglos todos los que visitaban Londres querían conocer este sitio, pues su cruel reputación “de muertes y torturas” la precedía en la imaginación de viajeros de todo el mundo.

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Y en 2019 es muy curioso ver que este antiquísimo lugar, con sus jardines interiores y edificios del siglo X, se encuentra rodeado por la nueva arquitectura londinense, modernos rascacielos y, del otro lado del río, el edificio más alto de Europa: The Shard. Un poco de historia antes de visitarla: del 1509 al 1547 quien mandaba en la Torre de Londres era el rey Enrique VIII, el mismo que robaba las monedas de oro y plata del tesoro allí guardado y las sustituía por cobre, vendiendo todo el metal original para poder costear su vida y la de sus muchas esposas. ¡Un monarca que era un ladrón absoluto, de una corrupción impresionante! Y cuando Enrique quiso casarse con Ana Bolena, y divorciarse de Catalina de Aragón, su primera esposa y princesa de España, convirtió la Torre en prisión, sitio de tortura y ejecución.

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División de la iglesia

Así comenzó la triste reputación de la misma como un lugar macabro en la historia de la ciudad. Cuando el Papa no quiso dar el visto bueno a su divorcio, Enrique rompió con la Iglesia católica y creó la de Inglaterra, de la que era el máximo jefe, y continúa siéndolo la reina Isabel II. O sea, supuestamente por devoción a Ana Bolena se dividió la Iglesia, comenzó una horrible guerra religiosa y después de casarse con ella terminó acusándola de traición y de infidelidad, y ordenó su ejecución, cortándole la cabeza en esa misma Torre. ¡La guerra religiosa cobró miles de vidas, y de nada sirvió, porque aquel ‘amor’ desapareció en menos de tres años como una pompa de jabón!

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Sitio de leyendas

En una zona de la Torre, el Queens House, se localiza la casa en la que vivió la reina antes de morir. El famoso Tomás Moro, quien nunca quiso aceptar el divorcio del rey, también fue ejecutado ahí, aunque cuando fue encarcelado, al ser importante y rico, vivió muy confortablemente en su celda.

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¡La corrupción era tal, que si tenías dinero podías vivir bien como prisionero, pero si no pasabas hambre, golpizas y frío! Al visitar dichos espacios, te enteras que Moro nunca quiso cambiar de opinión y poco a poco todo le fue siendo más difícil, quitándole sus carceleros el acceso a su familia, a sus libros y eventualmente siendo ejecutado. El edificio principal (Torreblanca) era el palacio que diseñó Enrique VIII. El rey se quedaba allí a veces, junto con Ana Bolena, quien fuera su esposa en aquellos momentos. Cuando la fueron a coronar, la reina vivió en esa Torre ¡con seis meses de embarazo de su hija Isabel, quien aún después de la trágica muerte de su madre, llegó a ser la reina Isabel I y una de las soberanas más importantes de Inglaterra.

De la corona a la muerte

En 1536, tres años después de ser coronada, Ana Bolena –quien era odiaba por muchos, por lo cruel que fue con la devota reina católica Catalina de Aragón, la primera esposa de Enrique– entró de nuevo en la Torre, pero esta vez en el siniestro barco que la llevaría a la Puerta de los Traidores… y a la muerte. El rey, a quien ella no pudo darle un hijo varón, creyó todas las calumnias que se decían sobre ella, la rechazó y condenó a muerte, acusándola de adulterio ¡con cinco hombres, uno de ellos su propio hermano! ¿No dicen que todo el daño que hacemos regresa a nosotros? Cuando fue ejecutada, el rey, en un “gran acto de generosidad”, trajo de Francia a un verdugo que manejaba la espada mejor que nadie, para que le pudiera cortar la cabeza de un solo golpe, pues las ejecuciones con espadas muchas veces quedaban mal y causaban un momento horrible, con tal pérdida de sangre que salpicaba a los testigos y ocasionaba gritos dantescos. Aunque el puente de la Torre es la ‘postal’ londinense por excelencia, cuando fue inaugurado se le calificó de ¡monstruoso y grotesco por la prensa de la época!

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La muerte, de cerca

Trescientos años después de la ejecución de Ana Bolena –en el sótano de la Capilla Real de la Torre– se hallaron esqueletos humanos que realmente nadie sabía por qué estaban allí, ni quiénes eran los muertos. Cuando se identificaron, encontraron el de Ana Bolena y el de uno de sus hermanos, así como el de Thomas Cromwell y el de Tomás Moro, los que ahora están en una cripta de la Capilla Real, aunque no pueden ser vistos por el público. En el jardín cercano se construyó una fuente-monumento, recordatorio de la muerte de la Bolena, donde los turistas se toman fotos.

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La mayor parte de las ejecuciones no tenía lugar dentro de las paredes de la Torre sino afuera, en lo que ahora es un paseo que la rodea, donde los turistas caminan y se sientan a comer. Existe una placa que explica que allí se encontraba una tarima alta de madera, que fabricaban para hacer las ejecuciones públicas a las que acudían miles de personas, ¡como quien iba a ver un divertido espectáculo!

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Símbolo londinense

El Tower Bridge, construido por la reina Victoria como parte de esta ‘Disneylandia’ que se estaba creando en la Torre de Londres, es una obra extraordinaria de ingeniería, pues sigue funcionando sin algún tipo de reparaciones.

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En verano hay mucho tráfico en el río Támesis, se abre un promedio de 20 veces al día, pero en invierno, o cuando no hay mucho tráfico, pasa una semana entera y no hay que levantarlo.

Las crown jewels

Para muchos la visita a la Torre es la razón para ver las joyas de la Corona inglesa (¡son increíbles!), las que tienen su propio edificio.

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En esta visita la cola era pequeña y todo estaba bien organizado. ¡Y es impactante cuando nos adentramos en un oscuro salón y el brillo de los diamantes ‘ilumina’ el espacio! Las piezas principales se encuentran tras una gran vitrina, rodeadas de un piso giratorio que nos lleva alrededor de ellas. Podemos también seguirlas viendo desde una plataforma. Siempre me quedo largo rato observando las coronas maravillosas que lleva la reina Isabel en ocasiones especiales, llámese coronaciones, bodas reales o la apertura anual del Parlamento.

¡Una experiencia única!

Valuadas por lo menos en 32 billones de dólares, incluyen diferentes coronas, el cetro y el extraordinario orbe. Verlas en persona es super impresionante, sobre todo la corona imperial, y el cetro con el extraordinario diamante Cullinan I de 530 quilates que se valora en poco más de 2 billones de dólares.

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Estas maravillas datan en su mayoría de después de la Guerra Civil de 1649, cuando las originales fueron vendidas, o fundidas, al ser abolida la monarquía. Únicamente cuatro objetos quedan del periodo anterior: una cuchara del siglo XII, que se utiliza en las coronaciones, y tres espadas. El resto de las joyas son posteriores a 1707, conteniendo 23,578 piedras preciosas, perlas y diamantes.

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Éstos incluyen los diamantes Cullinan I y II, una valiosa colección de zafiros y el famoso rubí Black Prince, regalo del rey de España. La Torre de Londres resguarda las joyas de la Corona británica, considerada la colección de cetros, espadas y orbes más valiosa del mundo.

Los guardias de la Torre

Estos personajes, también llamados beefeaters, son interesantísimos porque nos narran fabulosas anécdotas sobre la historia, hablan libremente con los turistas y visten de modo histórico, igual que siglos atrás. Su nombre –que significa ‘comedores de carne’– viene de cuando eran los guardaespaldas del rey y tenían una posición de privilegio que les permitía alimentarse de toda la carne que quisieran. Cada uniforme cuesta 10 mil dólares, porque tienen hilos de puro oro.

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Los 37 beefeaters oficiales de la Torre, tanto hombres como mujeres, viven en departamentos cercanos al Queen House. Además, al caminar por los jardines notarás la presencia de los famosos ravens (cuervos) que viven allí libremente.

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Existen desde los comienzos de la Torre y, según la leyenda, si ésta se queda sin estas aves (porque en ocasiones se alejan de sus jardines y no regresan), ¡la monarquía entonces caerá! Es decir, son un símbolo de la permanencia de la Corona inglesa, y una superstición muy interesante y arraigada que data de siglos atrás. Por Decreto Real, seis de esas aves tienen que vivir siempre como prisioneros de la Torre, pero no importa pues todos los días se les cuida y alimenta bien. Al atardecer –y es el momento de concluir la visita– tiene lugar una ceremonia que lleva 700 años ocurriendo, la cual dura solamente siete minutos: es el instante en el que el guardián oficial cierra todas las puertas y entradas, y la Torre se ‘va a dormir’ a las 10 de la noche.

Animales míticos

Los leones llegaron en 1235 y fueron los primeros animales de la Torre. Veinte años más tarde fueron los elefantes, y en los archivos hay dibujos y documentos que los muestran.

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Los paquidermos fueron un regalo del rey de Francia después de las Cruzadas, y les alimentaban con vino todos los días ¡pensando que como eran franceses tenían que ingerirlo! Después arribaron osos polares, regalo de Escandinavia, que se tiraban al río Támesis para pescar su comida desde 1800. Los turistas comenzaron a visitar la Torre más que nada para ver a esta fauna de la que ahora hay unas estatuas de piedra representándola, y explicando dónde estaba y vivía en el 1835. Al final se tuvieron que vender todos los ejemplares en una subasta, porque había llegado el momento en que se escapaban, se atacaban unos a otros y algunos, incluso, llegaron agredir a gente que los visitaba.

Por Mari Rodríguez Ichaso / Foto: Getty Images
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