Elegir un tinte debería sentirse emocionante, no estresant, pero todas hemos pasado por ese momento frente al catálogo del salón pensando: “¿Y si no me queda?”. La realidad es que encontrar el color perfecto no es suerte, es entender tu tipo de piel y cómo ciertos tonos pueden hacerte ver más fresca, luminosa y, sí, más joven después de los 40. Aquí te cuento cómo identificar tu tono ideal, además de cinco opciones que realmente rejuvenecen.
Identifica tu tono de piel: la clave para acertar
Antes de pensar en tintes, necesitas saber si tu piel es cálida, fría o neutra.
La forma más fácil:
- Venas verdes: tu piel es cálida.
- Venas azules o moradas: tu piel es fría.
- No distingues bien: probablemente eres neutra.
También puedes fijarte en qué joyería te favorece más: si el dorado te ilumina, eres cálida; si el plateado se ve mejor, eres fría. Esto es súper útil porque los tintes funcionan igual que el maquillaje: si respetan tu subtono, hacen magia.
5 tonos de tinte que rejuvenecen a los 40+
A partir de los 40, buscamos colores que den luz, suavicen rasgos y aporten ese efecto “piel descansada”. Estos cinco tonos hacen justo eso:
1. Castaño cálido
Ideal para pieles cálidas. Tiene ese toque miel o avellana que aporta brillo sin endurecer facciones. Es uno de los tonos que más suaviza líneas de expresión.
2. Rubio beige
Perfecto para piel fría o neutra. No es amarillo ni gris, es un punto medio chic que se ve moderno y muy suave. Rejuvenece porque ilumina sin saturar.
3. Chocolate ligero
Un clásico infalible. Funciona para casi todos los subtonos y da una sensación de cabello más denso, algo que muchas buscamos después de los 40.
4. Caramelo luminoso
Ideal si tienes piel cálida y quieres un toque más vibrante sin llegar al cobrizo. Aporta luz alrededor del rostro y da ese efecto “glow”.
5. Castaño neutro
Para quienes quieren algo elegante y cero complicado. No tira ni a cálido ni a frío, así que queda bien en la mayoría. Da profundidad, pero sin endurecer.
Sea cual sea el tono que elijas, pide un toque de luz suave alrededor de la cara. No mechones gruesos ni contrastes exagerados; solo un brillo sutil que abra tu mirada y suavice la piel. A los 40+, el objetivo del tinte no es cambiarte… es resaltarte y con el tono correcto, lo logras sin esfuerzo.