A la bruschetta clásica le puedes agregar vegetales, jamón, tocino, cebollinos... lo que más te guste
Unas rebanadas de pan estilo francés o italiano, tostadas y cubiertas con una mezcla de tomates, cebollas y otros vegetales es lo que constituye la riquísima bruschetta que tanto se disfruta como aperitivo o primer plato en muchos restaurantes italianos.
La bruschetta clásica está hecha de tomates cortados en trozos pequeños, junto con cebollas, aceite de oliva, vinagre, sal y un toque de albahaca y de ajos cortados muy finos. Otras variaciones incluyen pimientos (ajíes), hongos (setas, champiñones), jamón, tocino (beicon), cebollinos, etc.
¡Tu imaginación y tu paladar deben determinar lo que puede llevar tu propia receta!
Una muy sabrosa es una versión muy sofisticada de rebanadas de jamón prosciutto con rebanadas finas de peras jugosas y muy dulces. Otra incluye trozos de queso de cabra con trozos de tomates y espinacas. ¡Es un plato delicioso e ideal cuando los tomates están de temporada! Hay una bruschetta muy elegante, hecha con caviar rojo mezclado con crema agria y queso crema, y un toque de caviar negro como decoración; otra que también es divina, lleva rebanadas finas de salmón ahumado, cebolla y limón.