La tensión dentro del certamen Miss Universo 2025 vivió un nuevo episodio este martes, cuando la representante de México, Fátima Bosch, salió a declarar que fue objeto de insultos públicos por parte del directivo Nawat Itsaragrisil. Bosch comentó que, durante una reunión previa a las actividades formales en Bangkok, el responsable llamó “estúpida” a la joven concursante.
¿Qué ocurrió exactamente?
Según la versión de Bosch —apoyada por vídeos que circulan en redes—, el incidente se produjo cuando ella se negó a grabar un video promocional sin previo aviso para Tailandia, país anfitrión del certamen. Fue entonces cuando Itsaragrisil habría gritadole “¡cállate!” y la calificó de “estúpida”. Ella misma narró:
“Me trató de tonta y me dijo muchas cosas más ofensivas… nadie puede disparar a nuestros sueños ni a nuestra dignidad”.
Bosch relató que, ante el trato, decidió levantar la mano y abandonar la reunión. Como consecuencia, varias de sus compañeras de concurso también se retiraron en señal de apoyo.
Miss Universo está en el ojo público
Según medios, la crisis de Miss Universo no solo se queda en este incidente, sino que toca temas más amplios: integración, respeto al participante y transparencia en los procesos.
Para Bosch, esta no es solo una denuncia personal sino un llamado de atención sobre el trato que reciben las participantes:
“Estoy aquí más fuerte que nunca; México tiene representante … No soy una muñeca, vine a ser una voz por las causas que importan.”
¿Qué puede seguir ahora?
El mundo de los concursos de belleza está ahora ante el dilema de gestionar la imagen de un evento que se supone celebra la diversidad y el empoderamiento, frente a situaciones donde se denuncia justamente lo contrario. Algunas posibilidades que se perfilan:
- Que la organización abra una investigación interna para esclarecer los hechos y tomar medidas disciplinarias.
- Que Bosch exija un pronunciamiento público o incluso represente una queja formal ante la organización del certamen.
- Que este incidente impulse un debate mayor entre las participantes, medios y redes sociales sobre los derechos de las concursantes y los límites del trato institucional.
¿Por qué importa este incidente?
En términos de igualdad de género, visibilidad y empoderamiento femenino, lo dicho por Bosch resuena más allá del mundo de los certámenes. Es un espejo de cómo en las dinámicas de poder pueden reproducir humillaciones o desigualdades, inclusive en los eventos más glamorosos.
Lo que comenzó como una acusación puntual de insulto ha escalado para convertirse en un símbolo de lucha por el respeto y la dignidad dentro del mundo de los concursos de belleza. Fátima Bosch ha decidido no quedarse callada, su voz podría marcar un antes y un después en cómo se gestionan estas plataformas.