Alberto y Charlene, más detalles sobre su boda

Alberto y Charlene

El 2 de julio en Mónaco, la boda del príncipe y Charlene Wittstock dará mucho de qué hablar

May. 28, 2011

El sábado 2 de julio en Mónaco, la boda del príncipe Alberto II y Charlene Wittstock dará mucho de qué hablar. Esto es porque durante décadas se ha esperado con impaciencia que el hijo de los príncipes Rainiero y Grace se decidiera a ir al altar.

Eran pocos los que creían que Alberto II de Mónaco, de 53 años, soberano del minúsculo principado, se casaría. Primero hubo especulaciones sobre su preferencia sexual y después surgieron los escándalos de sus dos hijos nacidos fuera de matrimonio, quienes tras la muerte del príncipe Rainiero fueron reconocidos legalmente por Alberto: la joven Jazmin Grace Grimaldi, quien ya tiene 19 años y es fruto de un breve romance del príncipe con una turista californiana llamada Tamara Rotolo, y el pequeño Alexander Eric Coste, de 7 años, quien nació de su relación con la azafata Nicole Coste, nativa de la república africana de Togo. La actitud discreta de Alberto, quien se hizo responsable de sus hijos y los mantiene económicamente a ambos, hizo que pronto fueran olvidados esos escándalos y aceptados sin mayor consecuencia. ¡Pero al fin le llegó el momento de casarse! Y con esta gran boda el 2 de julio, convertirá a su eterna novia Charlene Wittstock -a quien conoció en el 2000, comenzaron a salir juntos en el 2006 y le pidió matrimonio en junio del 2010- en Su Alteza Serenísima la princesa de Mónaco, el mismo título que recibió la entonces actriz Grace Kelly al casarse con Rainiero.

La futura princesa de Mónaco, nacida en Zimbabwe (la antigua Rhodesia) hace 33 años, y criada en Sudáfrica -donde comenzó su afición por la natación, que la llevó a competencias olímpicas- ha cambiado muchísimo desde que su posición en Mónaco se hizo oficial. Y todos dicen que Charlene “se abrió como una rosa fragante, dejando de ser un simple botón” tan pronto comenzaron los preparativos de la boda y dejó de ser una “novia no oficial”.
Antes era continuamente opacada por el regreso a Mónaco de la princesa Carolina. Los periódicos locales incluso han comentado con humor que desde el anuncio de su compromiso se ha visto a Charlene en los actos oficiales cantando el himno nacional de Mónaco “con gran entusiasmo y una amplia sonrisa, aunque su acento francés no es muy bueno y no canta muy bien”. De pronto, la chica adusta y poco sonriente, que todavía habla con su novio en inglés -como siempre hacía la princesa Grace en palacio, por lo que sus tres hijos tienen acento americano cuando hablan en ese idioma-, se ha transformado en una novia ilusionada y feliz. ¡Qué boda más espectacular será la suya!

Para enfatizar el deseo de los novios de que el pueblo se integre a la ceremonia, se ha escogido como tema la idea de “un gran jardín”, y el blanco como el color de la boda, lo que Alberto llamó “un tono discreto, contemporáneo y fresco”. Ya se han enviado más de 3.500 invitaciones, que incluyen desde royals y jefes de estado de todo el mundo, hasta ciudadanos monegascos. Y en vez de elegir la catedral de Mónaco como hicieron sus padres y la princesa Carolina cuando se casó con Phillipe Junot, el enorme patio de honor del palacio de Mónaco o Palais Princier, situado en lo alto de la zona de Le Rocher, será convertido en lo que ha sido llamada “una gran catedral al aire libre”, con 900 asientos colocados en filas de manera que todos tengan vista al altar. El piso de cemento del patio será cubierto por uno temporal “para que los tacones de las damas no se echen a perder”. Bajo un adorno floral con las iniciales entrelazadas de los novios y un gran candelabro de cristales, el altar será elevado a los pies de la famosa escalera de forma de herradura que baja de los portales del palacio al patio, donde los Grimaldi han sido fotografiados en familia, desde que Alberto y sus hermanas eran pequeños. Las flores, tal como Charlene desea, serán blancas, incluyendo rosas, hortensias, lirios y orquídeas, además de “16 cestas de pétalos de rosas que las damas de honor llevarán”. ¿Los lanzarán al caminar?

Boceto de la ceremonia para la boda de Charlene y Alberto de Mónaco

La ceremonia contará con una orquesta sinfónica (situada a ambos lados de la escalera del palacio) y una soprano que cantará los temas religiosos propios de una boda católica. ¿Y el traje de la novia? Pues será un modelo de Giorgio Armani, el diseñador favorito de Charlene, quien conoce bien su estilo de hombros amplios “de nadadora” y su torso recto, con excelente postura, y promete que será “maravilloso”.

Las celebraciones de la boda ocuparán todo el fin de semana y enormes pantallas de video la televisarán, lo mismo que todos los eventos, ¡para que nadie se pierda un solo momento! Después de la ceremonia, la pareja bajará en auto por las estrechas callecitas para comenzar un paseo por toda la ciudad, llegando hasta el puerto, donde en la capilla de Santa Devota, patrona de Mónaco, Charlene dejará como ofrenda su ramo de novia. De allí el auto enfilará por la Avenida de Ostende, pasando por el Casino de Montecarlo y regresarán al palacio, que durante meses ha sido limpiado y pintado para que quedara como nuevo.

La boda será al mediodía y, por la noche, la enorme recepción tendrá lugar en el Museo Oceanográfico (favorito del príncipe Rainiero), desde donde la vista del Mediterráneo y la bellísima costa de la Riviera Francesa son maravillosas. Las casi 3 mil personas que no han podido ser invitadas a la cena formal, por cuestión de espacio, han sido citadas en el patio del museo a las 8:30 p.m. para tomar una copa de champán, comer gougères de queso y saludar al nuevo matrimonio que llegará a las 9:00 p.m. Poco después comenzará la cena para 900 personas en los salones del museo, donde se instalarán una mesa VIP en forma de herradura y 38 enormes mesas redondas. Ahí, los invitados degustarán “el banquete principesco” elaborado por el chef Christian García, del palacio de Mónaco. Este constará de cuatro platos y un gran pastel de bodas, aunque no se ha dicho todavía en qué consistirá el menú. ¿Un dato importante? Que todos los vinos y licores que se servirán son sudafricanos, seleccionados de la respetada marca Dombeya y Haskell, de los viñedos Haskell Vineyards, considerados entre los mejores del mundo. El príncipe Alberto ha visitado esos viñedos en sus viajes a Sudáfrica y los aprecia mucho; además, con ese gesto honra la tierra de su futura esposa. A las 11 p.m., terminada la cena, los invitados pasarán a la terraza del museo para ver un gran espectáculo de media hora de fuegos artificiales sobre el mar Mediterráneo. Después, irán al gran salón de baile, que se instalará en el salón de conferencias del museo, y ya se ha dicho que no hay hora límite para dar fin a la celebración de la gran boda.

Aunque Alberto II tiene dos hijos reconocidos, de acuerdo con las leyes dinásticas de Mónaco ninguno de ellos tiene derecho a la sucesión del trono por no haber nacido dentro de un matrimonio legal, por lo que el príncipe y su futura esposa deberán tener un hijo propio para que la dinastía siga inalterable. La segunda en la línea de sucesión hoy es la princesa Carolina y el tercero -que fue aprobado por el príncipe Rainiero- es Andrea Casiraghi, hijo mayor de Carolina. Este reinará algún día en Mónaco, si Charlene y Alberto no tienen descendencia.

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