Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta se casaron el 2 de febrero del 2002, ¡hace 22 años! Ahora ocupan el cargo de reyes de Holanda, son padres de tres mujeres y representan una de las parejas más estables de la realeza. Aquí recordamos cómo fue su boda.
La boda del, en ese entonces, príncipe heredero de Holanda, Guillermo Alejandro, con la joven de origen plebeyo Máxima fue un día espectacular en Ámsterdam. Más de 140 mil súbditos, cientos de miembros de la nobleza europea y la gente más fashion de la Argentina se dieron cita para estar en el enlace.
Con su forma espontánea de ser, Máxima llegó a decir:
Que tanta gente fuera a ver un momento tan íntimo me resultaba difícil. A veces le decía a Guillermo: ¡Vamos a casarnos a Las Vegas!
Cómo fue el vestido de bodas de Máxima Zorreguieta
El vestido de boda de Máxima fue diseñado por Valentino, uno de los diseñadores favoritos de la realeza europea. Según cuenta el propio portal de la Casa de Orange-Nassau: “La novia lució un vestido de bodas confeccionado en mikado de seda color marfil, con escote vuelto, manga tres cuartos y cola de cinco metros. La falda del vestido tenía paneles de encaje bordado a los lados, que se ensanchaban ligeramente desde un corpiño ajustado de línea imperio. El largo velo de tul de seda estaba bordado a mano con motivos de flores y zarcillos”.
El día de su boda, Máxima se veía espectacular (como siempre). El refinado gusto de moda de la ahora reina se hizo evidente durante su gran día. Obvio, su ajuar nupcial no estaría completo sin joyas de la Casa Real de Holanda. Para esa importante ocasión usó una tiara muy especial: la Tiara de las Estrellas (también conocida como la Tiara de Máxima).
Anteriormente, la Tiara perteneció a la esposa del rey Guillermo III de Holanda. Se trata de una pequeña diadema de diamantes a la se puede incorporar cinco estrellas de diamantes. Delicada en su base, pero majestuosa.
Así fue la unión de Guillermo Alejandro de Holanda y Máxima Zorreguieta
La boda civil fue celebrada por el alcalde de Ámsterdam, Job Cohen, en la Beurs van Berlage. Y la a ceremonia religiosa ocurrió en la Nieuwe Kerk, ahí desfiló la reina Máxima hacia el altar para convertirse en princesa (ahora es reina).
La boda real causó furor, millones de holandeses brindaron durante varios días por la felicidad de los recién casados y por su nueva princesa, de la cual se habían enamorado. Toda Holanda vivió el fenómeno de la “maximanía”.
Una vez convertida en princesa, Máxima paso a ser “Su Alteza Real la Princesa Máxima de Holanda, princesa de Orange Nassau y señora de Amsberg”. Los títulos vienen acompañados de un subsidio de unos 625 mil dólares anuales del gobierno, en ese entonces. En esa época, el príncipe Guillermo Alejandro recibía 791 mil dólares al año, en su papel de príncipe heredero.
Su historia de amor comenzó cómo un romántico cuento moderno, aunque su noviazgo no estuvo libre de escándalos. Pero la boda que protagonizaron Guillermo Alejandro de Holanda y Máxima Zorreguieta fue una de las más majestuosas del siglo.