El 9 de diciembre, el príncipe William visitó la sede en Londres de Centrepoint, la organización benéfica dedicada a apoyar a personas sin hogar con la que mantiene un vínculo especial, pues también fue impulsada por su madre, la princesa Diana.
William visitó por primera vez las instalaciones de esta organización acompañado por su madre cuando él era un adolescente, y se convirtió en la primera organización con la que comenzó a trabajar cuando terminó sus estudios universitarios en 2005.
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El príncipe William celebra 20 años de apoyar en Centrepoint
A través de su perfil oficial de Instagram, el príncipe William compartió detalles de su visita a Centrepoint, donde tuvo la oportunidad de celebrar con otros colaboradores sus 20 años de trabajo junto a ellos.
Antes de cortar su pastel, creado por la panadera Juliet Sear, el príncipe de Gales ofreció un discurso:
“Muchos de ustedes llevan aquí muchos más años, y es un momento increíble pensar, en 20 años, cuánto han cambiado y logrado todos ustedes. Me enorgullece mucho formar parte de la familia Centrepoint, y no tengo palabras para agradecerles el esfuerzo que dedican a diario a ayudar a los demás. Es fantástico, y ese pastel enorme simboliza el amor, la generosidad y el tiempo que dedican a ayudar a los demás, así que no se pierdan un trozo”.
Durante su tiempo con el personal y los jóvenes que han recibido apoyo de la organización benéfica, el príncipe Guillermo colaboró en la creación del nuevo Muro de la Esperanza, que celebrará la historia de Centrepoint y su misión de erradicar la falta de vivienda entre los jóvenes.
Al agregar algo al mural, el príncipe William bromeó diciendo que, aunque ya había pintado antes, “no quieres ver cómo es”.
¿Cómo ha sido el trabajo del príncipe William con Centrepoint?
Un momento clave en el apoyo de William a la organización benéfica se produjo en 2009, cuando durmió en las calles de Londres una noche junto con el director ejecutivo Seyi Obakin.
A principios de este año, Obakin recordó la ocasión y el impacto que tuvo: “Dijo: ‘Quiero abordar este tema de cerca, y está muy bien leer sobre él y hablar con las personas afectadas, pero ¿qué tal si lo percibo personalmente?’”
Obakin le dijo a la revista People: “No quería estar en una zona segura. Quería tener una experiencia lo más parecida posible a la que tendría un joven si hubiera tenido que tomar esa decisión”.
Esto ayudó a visibilizar el problema: “Una de las primeras cosas que dijo fue que no quería ser un mecenas ornamental”, declaró Obakin en agosto. “Quería involucrarse, comprender los problemas y saber cómo podía ayudar, y quería ayudar”.