El Vaticano volvió a ser el escenario una vez más de un hecho histórico. En una reunión cargada de simbolismo, el rey Carlos III de Reino Unido y el papa León XIV mantuvieron su primer encuentro oficial, marcando un nuevo capítulo en las relaciones entre la Iglesia anglicana y la Iglesia católica.
La audiencia se llevó a cabo en la Basílica de San Pablo Extramuros y no fue solo un acto protocolario, sino un momento histórico que reflejó el deseo mutuo de fortalecer el diálogo interreligioso y reafirmar los lazos diplomáticos entre Londres y Roma.
Un gesto de unidad tras siglos de división religiosa
El encuentro entre Carlos III y el papa León XIV cobra especial relevancia al considerar el trasfondo histórico: el cisma anglicano del siglo XVI, cuando Enrique VIII rompió con Roma para fundar la Iglesia de Inglaterra. Desde ese entonces, las relaciones entre ambas instituciones han sido formales pero distantes.
Sin embargo, el rey Carlos III, conocido por su interés en la espiritualidad y el medio ambiente, ha mostrado un enfoque conciliador. De acuerdo con lo reportado por “Vatican News”, ambos líderes intercambiaron mensajes sobre “la necesidad de construir puentes de entendimiento y promover la paz entre las religiones”. De acuerdo con el medio, la conversación se centró en temas como la protección del planeta y la justicia social, valores que ambas figuras comparten.
Dos religiones, una misma oración
Aunque en el pasado la monarquía británica, representada por Isabel II, había visitado el Vaticano, nunca había sucedido un encuentro tan histórico y significativo como este.
En el lugar, el rey y el papa intercambiaron el signo de la paz y, luego de entonar salmos, realizaron la Oración de los Fieles; también elevaron plegarias por los pastores de la Iglesia en todo el mundo y por los gobernantes de las naciones. Ahí mismo, el Santo Padre ofreció una oración por la creación, obsequiando al rey una versión en escala del “Cristo Pantocrátor”. Por su parte, Carlos entregó una fotografía en plata de San Eduardo el Confesor, y así, bajo la inscripción latina “Ut unum sint” (“que sean uno”), en el trono mandado a hacer especialmente para él y sus sucesores, el rey recibió el título “Confrater Real”.
La reina Camila y el protocolo del Vaticano
La visita también estuvo marcada por la presencia de la reina Camila, quien acompañó al monarca luciendo un elegante vestido negro y una mantilla o velo, en cumplimiento del protocolo del Vaticano. A diferencia de otras reinas que gozan del “privilegio del blanco”, Camila optó por un atuendo sobrio en señal de respeto, tal como lo hiciera en su momento la fallecida reina Isabel II.
El gesto fue bien recibido por la prensa internacional, destacando su “dignidad y prudencia” ante un evento tan importante como este.
La reunión entre el rey Carlos III y el papa León XIV pasará a la historia como un símbolo de reconciliación y entendimiento mutuo. Más que un evento político, el encuentro fue una declaración de tender puentes en un momento histórico en el que el mundo necesita un poco de paz.