La extraña enfermedad que ha perseguido a la realeza durante siglos

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El origen de la hemofilia en la realeza, ha puesto en duda el origen de la sangre azul de la realeza británica y otras monarquías de Europa, pues todo comenzó con la reina Victoria I de Inglaterra.

¿Qué es la hemofilia?

La hemofilia es un trastorno hemorrágico hereditario, donde algunos de los factores de coagulación están ausentes, en poca cantidad o no funcionan correctamente (el factor VIII para hemofilia A, y el factor IX para hemofilia B).

Esta condiciono genética causa que los pacientes sangren más tiempo de lo normal cuando sufren una herida, y llegan a tener hemorragias espontáneas graves que amenazan su vida.

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Hemofilia en la casa real española

La hemofilia llegó a la realeza española con Victoria Eugenia de Battenberg, nieta de la reina Victoria, que se casó con Alfonso XIII de España.

Aunque el rey Alfonso estaba advertido de esta condición de Eugenia, su amor por ella puedo más y decidieron contraer matrimonio; sin embargo, la felicidad les duraría muy poco.

Su matrimonio se vio afectado tras el nacimiento de su primogénito, Alfonso, príncipe de Asturias, pues desde los primeros meses dio señales de que padecía de hemofilia; sin embargo, no fue el único de los descendientes que heredó la extraña enfermedad.

Victoria Eugenia de Battenberg y Alfonso XIII de España con su primogénito.
Victoria Eugenia de Battenberg y Alfonso XIII de España con su primogénito. Foto: Getty Images

Aunque Eugenia y el el rey Alfonso tuvieron dos niñas sanas, su hijo Fernando nació muerto, mientras que Jaime quedó sordo a los cuatro años, y el menor de todos, Gonzálo, también heredó la hemofilia.

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Hemofilia en la realeza rusa

Uno de los casos de hemofilia más conocidos en el mundo, es el de Alexis Románov, el hijo menor de los zares Alejandra y Nicolás II.

Alexis era un niño bello, despierto y risueño, pero sufría hemorragias a menudo. Un día casi muere de una por la nariz, sin haber sentido ningún dolor.

Al despertarse podía amanecer diciendo “mamá me duele el codo”, u “hoy no puedo caminar”.

Simplemente por flexionar un miembro se producía un derrame. Una vez dentro de las articulaciones, la sangre tenía un efecto corrosivo, destruyendo huesos, cartílagos y tejidos. Los miembros se contraían en una posición rígida.

Para los dolores no podían aplicarle morfina, porque era adictiva. —“Solo se libra del dolor cuando se desmaya” —decía Alejandra con gran tristeza.

Para los Zares era muy doloroso sobrellevar la enfermedad de Alexis y hacerle comprender que era necesario que él evitase a toda costa golpes y heridas.

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Alejandra Fiódorovna y su hijo Alekséi Románov.
Alejandra Fiódorovna y su hijo Alekséi Románov. Foto: Getty Images

Hemofilia en la casa real de Prusia (Alemania)

Dos nietos de la reina Victoria padecieron la enfermedad: Federico de Hesse-Darmstadt, hijo de la princesa Alicia, murió con 2 años y medio de una hemorragia cerebral después de la caída de una ventana a la que probablemente habría sobrevivido de no ser hemofílico.

Lord Leopoldo Mountbatten, hijo de la princesa Beatriz, murió desangrado a los 32 años durante una operación de cadera.

En la siguiente generación encontramos a dos bisnietos de la reina, los príncipes de Prusia Enrique, muerto a los 4 años de hemorragia cerebral al caer de una mesa, y su hermano Waldemar, que murió en 1945, a los 56 años, esperando una transfusión.

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