Hay figuras que, aunque se vayan, nunca se van del todo, justo la princesa Diana es una de ellas. Han pasado más de 25 años desde que dejó este mundo, pero sus hijos, el príncipe William y el príncipe Harry, todavía sienten su voz, sus gestos y esas frases que se clavan en la memoria como faros para no perderse.
Patrick Jephson, quien fue su secretario privado, lo resumió con con claridad asegurando que si William y Harry miran con atención la vida de su madre, encontrarán ejemplos para seguir o advertencias que no deberían olvidar. Diana creía que los privilegios reales solo tienen sentido si se sostienen con servicio, empatía o dedicación real a la gente.
Esa era su brújula, y aunque la historia de sus hijos hoy esté marcada por desencuentros, es imposible no pensar que, en el fondo, esa voz todavía les habla.
Harry y William comparten un profundo amor a la princesa Diana
Cuando Diana murió en 1997, William tenía 15 años y Harry, apenas 12. Vivieron la pérdida más dura posible bajo el ojo del mundo entero, lo que los unió de una forma que pocos pueden comprender.
Pero los años han sido complejos para ello, junto con la decisión de Harry y Meghan Markle de alejarse de la vida real en 2020 abrió una grieta que, con declaraciones, libros y entrevistas, se ha vuelto cada vez más profunda.
Algunos dicen que la reconciliación solo llegará si Harry da el primer paso; otros creen que ambos están esperando que el otro ceda. Lo cierto es que esa herida no borra el pasado que compartieron… ni las enseñanzas que recibieron.
El legado que sigue vivo en sus causas
Diana no educó a sus hijos en salones dorados, sino en la calle. Los llevó a parques de atracciones, a comer hamburguesas, pero también a refugios para personas sin hogar, hospitales y campos humanitarios. Les mostró que la verdadera realeza es acercarse a la gente sin barreras ni coronas.
Hoy, William sigue esa ruta ayudando a quienes no tienen hogar y apoyando programas sociales. Harry ha tomado el testigo en labores humanitarias, incluso caminando por campos minados, igual que lo hizo su madre.
Quizá hoy los hermanos estén en caminos diferentes, pero en lo profundo llevan el mismo mapa que dibujó su madre. Ese que mezcla advertencias, valores, además de amor y aunque la distancia parezca imposible de salvar, Diana sigue ahí guiándolos, de la forma más silenciosa.