Mes Rosa 2025: escuchar tu piel también es un acto de amor propio

El cáncer de mama es un desafío que conlleva un proceso de cuidado integral, y la piel juega un papel fundamental en la recuperación.

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Enfrentar el cáncer de mama es física, emocional y socialmente desafiante y, más allá de lo estético, el cuidado de la piel se convierte en un aspecto fundamental para el bienestar de quienes lo atraviesan.

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Mientras enfrentan este diagnóstico y tratamiento

Las pacientes de cáncer de mama se someten a tratamientos rigurosos, como la radioterapia y la quimioterapia que, si bien salvan vidas, también dejan una huella. Estos procedimientos tienen un impacto significativo en la piel, un órgano que, al ser la primera línea de defensa del cuerpo, experimenta consecuencias.

De acuerdo con la Fundación Cima, el cáncer de mama sigue siendo la principal causa de muerte oncológica en mujeres mexicanas. Pero, a nivel global, la situación es igualmente desafiante y, lo más alarmante de la situación, es que el panorama a futuro no parece ser mejor, ya que un estudio liderado por Miranda Fidler-Benaoudia, de los Servicios de Salud de Alberta en Canadá, pronostica que la incidencia del tumor mamario tendrá un gran aumento para 2050. La investigación, publicada en Nature Medicine, sostiene que la mortalidad podría incrementarse hasta 68 por ciento, principalmente en países de menor desarrollo.

Sensibilízate

Con la quimioterapia y la radioterapia, la dermis puede volverse más frágil y sensible. Durante esta etapa, es común experimentar sequedad intensa, enrojecimiento, picazón, e incluso la aparición de pequeñas grietas o ampollas dolorosas. Además, la zona tratada con radiación puede irritarse, volviéndose muy parecida a una quemadura solar. Por ello, es crucial ser cuidadosos con la exposición al sol, ya que la piel se vuelve fotosensible y, en algunos casos, puede presentarse una reacción tardía conocida como “recuerdo de la radiación”.

En una investigación encabezada por María Lourdes Mourelle, doctora en Física aplicada por la Universidad de Vigo, en España, se sostiene que “diversos estudios demuestran que el cuidado de la piel en pacientes con cáncer puede ser eficaz para reducir secuelas, como inflamación, xerosis, erupciones cutáneas y radiodermatitis, entre otras”. Además de hacer un minucioso análisis de los ingredientes de los cosmeceúticos indicados para el cuidado de la piel oncológica, Lourdes Mourelle recomienda “implementar medidas que mejoren el bienestar del paciente”, como las técnicas basadas en las propiedades terapéuticas de los compuestos marinos.

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Una vez finalizado el tratamiento, la piel necesitará un periodo de recuperación y cuidados continuos.

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El cáncer de mama es un desafío

Pero la detección temprana nos da el poder para enfrentarlo con éxito. Una extensa investigación liderada por Kasumi Mikami, de la Universidad de Hirosaki, en Japón, considera que los efectos en la piel persisten mucho más allá de lo visible. “La temperatura superficial de la piel se mantuvo más alta en la zona de irradiación después de 11 meses, a pesar de la ausencia de eritema (enrojecimiento de la piel causado por una inflamación) en la inspección visual”.

De igual manera, el eritema y los niveles de melanina pueden ser más intensos en esta área hasta 19 meses después del tratamiento. Por si fuera poco, se ha observado que la pigmentación (melanina) se mantiene más intensa en el área irradiada hasta por 19 meses, un indicio de que el tejido sigue en proceso de recuperación. Por otro lado, la hidratación de la piel, que disminuye inicialmente, se normaliza en un lapso de 11 a 13 meses. A partir de estos hallazgos se hace evidente la importancia de los cuidados continuos de la piel para asegurar su completa sanación.

Acompañamiento puntual

Como consecuencia del tratamiento contra el cáncer, ocurre una afección conocida como radiodermatitis. Ésta se clasifica según su gravedad, puede manifestarse con enrojecimiento, descamación y, en etapas avanzadas, con el endurecimiento de la piel y los tejidos subyacentes.

Además de la piel, otros aspectos físicos pueden verse afectados: es común la pérdida temporal de pelo en la zona tratada, cambios en las uñas y la aparición de llagas en la boca. De acuerdo con la doctora Mourelle, “estas consecuencias no solamente impactan la salud física, sino que también afectan de manera profunda la autoimagen y el bienestar psicológico del paciente”. Por ello, es muy importante abordar estos efectos con un enfoque integral que combine el cuidado médico, psicológico y estético para mejorar la calidad de vida de las pacientes.

Cuestión de piel

El cuidado dermatológico se convierte en un pilar del tratamiento, centrándose en la preparación de la piel antes y durante, y la reparación después del proceso. El objetivo es minimizar los efectos secundarios, restaurar la barrera cutánea y devolverle sus funciones primordiales, como proteger el cuerpo, regular la temperatura corporal y sintetizar la vitamina D.

La lista de ingredientes cosméticos más recomendados incluye: ácido linoleico, urea, palmitato de sacarosa, ácido hialurónico, lisina, filtros solares con dióxido de titanio y óxido de zinc, lauril glucósido, vitamina C, extracto de Polypodium leucotomos (conocido también como “extracto de helecho”), vitamina E, glicerina, niacinamida, avena sativa, rosa mosqueta, extracto de caléndula, extracto de camellia, centella asiática, ceramida, jojoba, colágeno hidrolizado, entre otros activos seleccionados por el Grupo Español de Medicina Estética Oncológica (GEMEON), en su Guía de cosmética para el paciente oncológico.

Para calmar y reparar la piel se recomienda el uso de caléndula, manteca de karité o vitamina E.

Cuidado del pelo

“La pérdida de la melena puede ser traumática; en parte, porque es algo muy visible. Puedes sentir que eso le revela al mundo que tienes cáncer y que tu privacidad se encuentra amenazada”, sostiene el artículo Pérdida del cabello, de la organización Breast Cancer.

Para una caída leve a moderada, los dermatólogos suelen recomendar el uso de minoxidil. Este producto, seguro y de eficacia moderada, actúa mejorando el flujo sanguíneo en el cuero cabelludo y prolongando la fase de crecimiento del folículo. Si bien puede utilizarse junto con terapias hormonales o dirigidas, no se recomienda durante la quimioterapia.

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En cuestión de suplementos, es importante evitar los de biotina, ya que puede alterar los resultados de ciertos análisis de sangre.

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Como alternativas, existen productos que disimulan las áreas con menos densidad capilar, como los polvos y las fibras, mientras que los shampoos para pelo debilitado, como Nioxin, pueden ayudar a darle un aspecto más tupido y voluminoso.

Cambios en las uñas

La salud de las uñas también suele verse afectada. Dependiendo del tratamiento, pueden volverse quebradizas, agrietadas y propensas a romperse. Para prevenir estos efectos, un panel de expertos liderado por Jade Cury-Martins, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, recomienda adoptar una rutina de cuidado: mantenerlas cortas, evitar el contacto prolongado con el agua y usar guantes de algodón debajo de los de plástico al realizar tareas domésticas. También, evita las manicuras agresivas y mantén las uñas hidratadas con cremas emolientes.

Síndrome mano-pie

El síndrome de eritrodisestesia palmoplantar es una reacción muy específica y dolorosa de ciertos tratamientos contra el cáncer. La manera en la que se manifiesta es en lesiones rojas, inflamación, descamación y endurecimiento de la piel en las palmas de las manos y las plantas de los pies.

La organización GEMEON recomienda mimos diarios, como la hidratación profunda usando cremas reparadoras y nutritivas al menos una vez al día; evitar el calor realizando lavados con agua fría en manos y pies; priorizar la comodidad eligiendo calzado cómodo y calcetines de algodón, y proteger las extremidades con guantes de algodón durante las actividades diarias.

¡Amateur de la cultura pop y del cine! Me encanta conocer nuevos lugares y soy fan de la música de los 2000.
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