La relación del príncipe Harry y Meghan Markle con la corona británica no ha sido en lo absoluto amigable durante los últimos años, especialmente a partir de que en 2020 decidieron renunciar a la realeza. Poco después de este movimiento, el matrimonio le dio la bienvenida a su segunda hija, un momento que pretendieron aprovechar para limar asperezas con Isabel II, sin pensar que terminarían despertando su indignación total.
Isabel II se habría molestado con Meghan Markle y el príncipe Harry por ‘arrebatarle’ algo preciado
El 4 de junio de 2021, los duques de Sussex anunciaron el nacimiento de su hija menor, a quien decidieron llamar Lilibet Diana. Según informaron en ese momento a través de su portavoz, el nombre de la princesa se inspiró en Lady Di y en un apodo especial de Isabel II, gesto con el que pretendían honrar sus raíces familiares, tratando de demostrar al mismo tiempo su buena voluntad.
Sin embargo, pese a que la pareja aseguró que obtuvieron el respaldo de la monarca para usar este nombre, trascendieron versiones apuntando a la posibilidad de que lo hayan utilizado sin consultarle su opinión. En consecuencia, que su bisnieta llevara un nombre que poseía un significado especial para ella, habría causado el enojo de Isabel II.
¿Por qué Isabel II se enojó con Harry y Meghan Markle tras el nacimiento de la princesa Lilibet?
A través de información plasmada en el material biográfico King Charles, el autor real Robert Hardman señaló que la difunta reina sentenció que jamás fue consultada sobre este tema, por lo que le pareció incorrecto que Harry y Meghan Markle se tomaran una atribución de esta magnitud, a sabiendas de que para ella tenía un sentido emotivo porque así era como la llamaba Jorge V cuando era pequeña y tenía dificultades para pronunciar Elizabeth, su nombre de pila.
Sobre los estragos de su enfado (además del desdén con los duques de Sussex), el Daily Mail reportó parte de una conversación que supuestamente se suscitó en el Castillo de Windsor, en la que comentó con sus asistentes por qué se sentía tan ofendida. “No soy dueña de los palacios, tampoco soy dueña de las pinturas, ni nada de lo que hay aquí. Lo único que poseía era mi nombre, y ahora me lo han quitado”, serían las palabras con las que Isabel II habría manifestado su desagrado por compartir nombre con Lilibet Diana.