No ver para oír mejor

No ver para oír mejor

Se sabe que la falta de un sentido puede dar lugar a la pontenciación de otro

Los niños con discapacidad visual suelen desarrollar una habilidad para oír más que el resto y seleccionar mejor los sonidos y su procedencia.

Ahora un equipo de las universidades de Maryland y Johns Hopkins, en Estados Unidos, ha aclarado los mecanismos de esta interconexión, y ha demostrado que los cambios no solo son posibles en la infancia. Según explican en la revista Neuron, limitando temporalmente la visión es posible generar nuevas conexiones para que el cerebro procese mejor los sonidos. Como el cerebro adulto es maleable, “al manipular la visión, se puede llevar a cambios en la audición”, dice el Dr. Patrick Kanold. Para este experto, la capacidad del cerebro infantil de aprender a prestar más atención a los sonidos que escucha con mayor frecuencia podría recuperarse obligando al cerebro adulto a compensar las carencias de otro sentido. El comprobó su teoría en un estudio con animales y afirma que su descubrimiento puede ser útil en el aprendizaje de idiomas.

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