Para nadie es un secreto la mala relación que tiene Meghan Markle con su padre, Thomas Markle, así como con el resto de su familia paterna. Una situación que, al parecer, llegó a preocuparle a Kate Middleton.
Desde los preparativos para la boda de Meghan con el príncipe Harry, en 2018, la relación de la exactriz estadounidense con su padre empezó a desmoronarse. En un inicio, Thomas tenía previsto acompañar a su hija al altar, pero todo cambió cuando fue captado posando para paparazzis a cambio de dinero.
¿Qué pensaba Kate Middleton de la relación de Meghan Markle con su padre?
Ahora, años después de esta polémica, la experta real Ingrid Seward sugirió recientemente a Mirror que la princesa de Gales encontró “un poco preocupante” el distanciamiento entre Meghan y su padre Thomas debido a que no entendía por qué la duquesa de Sussex nunca quería hablar de su familia paterna.
“No podía entender por qué Harry nunca había conocido a su futuro suegro, ni por qué Meghan, de quien Harry aseguraba que era la indicada y que ‘cumplía todos sus requisitos’, parecía avergonzada de su familia y reticente a hablar de ellos aparte de su madre”, indicó Seward.
Recordemos que este escándalo no solo desató un frenesí mediático, sino que terminó con Thomas ausentándose de la boda de su hija. Algo que para Kate podría ser incomprensible dado lo cercana que ella es con sus propios padres y hermanos.
¿Cómo es actualmente la relación entre Meghan Markle y su padre?
Por su parte, Thomas Markle, a sus 80 años, vive solo y alejado en Filipinas, en un modesto departamento por el que paga 600 euros al mes, según reportó Mirror hace unos días en un reportaje.
Sin embargo, su pesar por la distancia con Meghan es evidente. Ha declarado en varias ocasiones que desea reencontrarse con su hija y conocer a sus nietos, Archie y Lilibet, a quienes nunca ha visto. “La amaré por siempre. Solo quiero un poco de paz”, confesó en una entrevista para Good Morning Britain.
Por otro lado, esta supuesta actitud de Kate podría revelar una sensibilidad poco vista. Al parecer, su inquietud no se limitaba a lo protocolar, sino que sería el reflejo de una empatía genuina hacia una mujer que, aunque ya formaba parte de la Familia Real, parecía haber perdido una parte esencial de sí misma: sus raíces.